KIT DE ESQUINA

Jueves, 07 Octubre 2021 16:12

ACORDEON 1 A 1

acordeon 1a1 1 baja

Esta pieza es parte de la curaduría Víctor Lerma: repertorios visuales que realizó Maribel Escobar Varillas. Se presentó el 1 de septiembre 2021como parte del proyecto "Kit de Esquina. Interposiciones visuales y desdoblamientos del Archivo de Pinto mi Raya" y la pueden ver aquí.

Acordeón 1 a 1 (2021), es una composición visual con imágenes de 7 personajes de la cultura que participaron en el proyecto UNO A UNO de Víctor Lerma en la galería de autor Pinto mi Raya (2003-2004). La pieza incluye 17 módulos tamaño postal, 9 x 14 cm. y está realizada con fotocopias s/papel albanene. Está armado en forma de acordeón y enmicado.

Las imágenes del archivo que utilizo en esta pieza son, negativos de los 2000’s, imágenes digitales de Helen Escobedo, Betsy Pecannins, Roberto López Moreno, Merry MacMasters, José Miguel González Casanova, Elizabeth Romero y Jorge Alberto Manrique durante su participación en UNO A UNO. Por cierto, la documentación de UNO A UNO que se encontraba en internet, tuvo que cambiar de formato porque estaba en flash, que dejó de usarse, por lo que me di a la tarea de hacerlo con el apoyo de Víctor Sulser como parte de los rescates de materiales de archivo que son parte de este proyecto. La nueva versión puede consultarse aquí.

 

yuruen 1

La curaduría de Yuruen Lerma, junto con la de Brenda Hernández, se presentó el 3 de septiembre de 2021 a través de la página de FB de Pinto mi Raya.

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Este proyecto consistió en una profunda investigación sobre la vida personal de Víctor, quien realizó entrevistas con él de más de 13 horas sobre su infancia, sus padres, su vida familiar y la vida en la frontera.

YURUEN BLOG 1

Esta curaduría, además de los documentos y obras de Lerma que se presentan, incluye un par de colaboraciones entre Lerma Uzeta y Lerma Mayer.

imagen yuruen 2

El video de la presentación puede verse en FB aquí o en YouTube aquí.

Las siguientes son las estadísticas del evento al 7 de octubre de 2021.

yuruen y bren

Y, a continuación, compartimos el texto de Yuruen Lerma Mayer.

 

Silencios familiares:memoria y archivo personal de Víctor Lerma, mi papá

Por Yuruen Lerma Mayer

Genealogía de la curaduría o cómo surgió ésta en particular

Alrededor del mundo, la pandemia causada por el virus SarsCov-2 en 2020 nos obligó a modificar, repensar y reestructurar nuestra vida cotidiana, relaciones, trabajos y dinámicas sociales, entre muchos otros aspectos y el proyecto “Raya: Interposiciones visuales y desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya” de Víctor Lerma en el marco del Sistema Nacional de Creadores de Arte, no fue la excepción. Si bien la propuesta original no se modificó, cuyo objetivo era “articular una propuesta gráfica, espacial y conceptual para crear dos objetos/esculturas/archivos, es decir, los kit de esquina tanto fijo como móvil, que funcionen como dispositivos de recopilación, performance, exposición y activación del archivo y la memoria”, como lo hablará Brenda más adelante, sí tuvo que mutar ante las nuevas restricciones de movilidad y de cercanía implementadas, en especial en lo referente a los espacios de difusión y producción, ya que, como bien sabrán, hasta hace unos meses, antes de la vacunación masiva, regresar a lo presencial no se veía cerca ni de chiste. Por ende, Mónica Mayer, Tonantlzin Arreola, Maribel Escobar, Brenda Hernández y yo decidimos apropiarnos del espacio museográfico del Kit de Esquina y desarrollar cinco curadurías a partir de las cuales investigaríamos, desde nuestros propios intereses, diferentes aspectos de la vida artística y personal de Víctor Lerma, empleando tres pilares de investigación: el archivo de Pinto mi Raya, Víctor Lerma como artista y como persona y el proyecto curatorial del Kit de Esquina, mientras que, paralelamente, él produciría nuevas piezas que dialogarían con cada una de nuestras propuestas. Así, el foco principal de investigación, que inicialmente era el del archivo Pinto mi Raya, se desplazó al de Víctor Lerma, como persona y como artista, convirtiéndose él en el archivo con el cual trabajaríamos.

Todas nosotras tenemos una relación diferente pero cercana con Víctor así como con Pinto mi Raya, ya sea como co-fundadora, esposa, hija, amiga, investigadora, artista, nuera, colaboradora, etc., por lo que cada una, desde nuestra historia personal y profesional, fuimos proponiendo temáticas que nos llamaban la atención profundizar. Así, las propuestas que desarrollamos fueron entretejiendo nuestros intereses con los de Víctor: lo íntimo y lo laboral, lo artístico y la gestión, lo propio y lo colectivo, lo dicho y lo no dicho, lo pasado y lo presente, lo familiar y los afectos, incluso, lo visual o lo táctil, entre otros, como veremos más adelante y en las otras curadurías.

               En la primera junta por Zoom que realizamos el enero de 2021, decidimos la temática de las curadurías: Mónica, con quien Víctor ha compartido su vida desde los 70, decidió enfocarse en su trabajo fotográfico como estudiante y profesional durante dicha década y la subsecuente. Maribel, por su parte, quiso investigar sus obras gráficas desarrolladas desde los 70 en adelante mientras que Tona tuvo interés particular sobre procesos de gestión de proyectos artísticos desarrollados por Lerma y Mayer a finales del siglo pasado y principios del actual. Brenda, siendo la que diseñó y produjo el Kit de esquina, eligió investigar el proceso artístico de esta última etapa, específicamente en lo referente al saber-hacer manual de la obra de VL. Cuando llegó mi turno de elegir, no estaba muy segura de qué línea investigativa seguir hasta que comencé a reflexionar en torno a mis intereses que en estos últimos años he desarrollado sobre los archivos familiares y la recuperación de las historias de vida de mis ancestras y ancestros. Lo anterior me permitió darme cuenta de que en mi historia personal existía un enorme vacío sobre un familiar: Manuel Lerma, mi abuelo paterno. Tanto él como Lilia Lucido, mi abuela materna, fallecieron antes de que yo naciera, sin embargo, de mi abuela sí conocía mucho gracias a que mi madre siempre me habló de ella. Situación que no ocurrió con mi abuelo paterno Manuel, del que poco se habló durante mi infancia ya sea porque mi padre rara vez lo mencionó o, también, porque yo nunca le pregunté nada y así como en la foto, siempre ha sido un personaje oculto. Incluso, al pensarles, advertí que era diferenciada la forma en la que les nombraba: ella era “mi Omama”, que significa abuela en alemán, mientras que él era “Manuel, papá de mi papá”. Por estas razones, decidí que los objetivos de mi investigación, a través de materiales de archivo, memorias y artísticos sobre la primera etapa de vida de mi papá, serían:

  • Reflexionar en torno a las memorias y recuerdos que mi papá tiene sobre sus papás
  • Construir una imagen de quiénes fueron Manuel y Nini como padres para Víctor.
  • Llenar algunos silencios familiares a partir de las narrativas de mi papá

               Una vez establecidos los ejes temáticos de las cinco curadurías, platicamos sobre la metodología que implementaríamos y cómo llevaríamos a cabo las investigaciones. Decidimos que, si bien cada una estaría a cargo de la suya, todas participaríamos en ellas de diferentes maneras. Sería un trabajo colaborativo, metodología ampliamente desarrollada por PMR. En este sentido, cada una diseñaría una serie de preguntas abiertas y detonadoras sobre nuestros temas, con el fin de dialogar con Víctor, pero las compartiríamos con el grupo antes de la sesión para trabajarlas y para darle tiempo a él de buscar, en su archivo, materiales relacionados con las temáticas como son obras, documentos, recuerdos, objetos, etc. Las entrevistas las realizaríamos por Zoom y las grabaríamos para tener registro de ellas posteriormente, práctica que no hubiera sido posible sin el apoyo de Adán Lerma y Orly Cortés.

Las primeras sesiones las lideró Mónica,[1] luego Maribel,[2] después Tona,[3] posteriormente Brenda,[4] cada una tomando un par de días para su investigación. Las entrevistas duraron aproximadamente dos horas por lo que al final sumamos más de 16 horas de grabación. Los diálogos colectivos que se construían nos daban pistas a cada una para nuestras curadurías y, poco a poco, comenzábamos a vislumbrar procesos, intereses, puntos de (des)encuentro que se entretejían, a pesar de enfocarnos en diferentes décadas de vida y prácticas de producción artística. Por ejemplo, comencé a ver cómo ciertas formas de trabajo atravesaban las narrativas artísticas y personales de Víctor, independientemente del momento, como por ejemplo, la continua presencia de prácticas de interacción, ciudad, frontera, travesura, juego y lo colectivo en su trabajo. En este sentido, me pareció importante pensarlos como ejes principales de sus procesos de vida y artísticos lo cual me permitiría construir la narrativa a partir del diálogo que se da entre ellos ya que, de alguna forma, a mi me tocaría analizar la génesis, cimientos o las bases de todos ellos.

Tomando esto en cuenta, cuando me senté a pensar mi guía de entrevista, me enfoqué en preguntar sobre cómo estos conceptos se relacionaban con su infancia y adolescencia, única época en la que vivió con su padre y madre, al igual que en aquella información que a mí, como nieta y familiar directa, me interesaba conocer. Así, me acordé de lo que más me gustaba de mis abuelxs que sí conocí y a partir de ahí comencé a escribir las preguntas. Por ejemplo, recordé con mucho amor la voz de mi abuelita cuando me llamaba por teléfono cada cumpleaños y pregunté “¿cómo era la voz de Manuel?”. Recordé el porte y cuerpo de Leonardo, mi abuelo materno, cuando caminaba o cuando dejó de caminar por la vejez y pregunté sobre esto respecto a Manuel. Incluso pensé en Lilia, a quien no conocí, pero que sabía que era muy buena con lxs niñxs y disfrutaba jugar con ellxs por lo que pregunté si su padre había sigo juguetón con él y su hermano de pequeños. En el marco de vulnerabilidad de ser abuelx en esta pandemia, me pregunté “¿a qué le tenían miedo?” También recordé que Manuel había sido alcohólico, e, incluso, que su muerte estuvo relacionada con esto, por lo que pregunté sobre este significado para su vida. Cuando vagamente recordé que mi papá había tenido una hermana que falleció al nacer, indagué sobre este suceso y cuando reflexioné en torno a que nació y creció en Tijuana, lo primero que se me vino a la mente fue preguntar sobre la idea de la frontera. Y así sucesivamente.

Me dejé llevar por mis inquietudes, mis emociones, mis recuerdos y mi curiosidad escribiendo las preguntas sin un orden en particular. En un abrir y cerrar de ojos, tenía más de 50 de ellas y todavía sentía que tenía muchas más por hacer, por lo que decidí que debía establecer un límite pues no podía ser una entrevista sinfín. Pensando en qué número podría ser lo suficientemente significativo para el proyecto, elegí el 72 al ser la edad que mi papá tenía en ese momento. Paré cuando llegué a la meta.

Al terminar, volví a leer las preguntas y me saltaron dos temáticas que las englobaban: en primera, descripción de mis abuelos paternxs: Manuel y Nini y en segunda, la relación entre Víctor con su padre y madre. Al releerlas de esta manera, me di cuenta de lo íntimo y personal del cuestionario y pensé en que la metodología de esta curaduría tendría que ser diferente al resto. En primera, no compartiría las preguntas antes de la sesión porque no quería que mi papá las supiera y pudiera pensarlas. Quería que contestara en el momento y que sus recuerdos surgieran con base en el diálogo, es decir, que no tuviera tiempo para digerirlas previamente, situación que surgió en las otras entrevistas. Por esta razón, le escribí al equipo para informarles que les entregaría una copia de las preguntas una vez que termináramos las entrevistas. Ante esta limitante que le impuse, mi papá expresó cierta incomodidad y seguido me llamaba por teléfono o enviaba mensajes pidiéndomelas. Nunca se las dí. No obstante, con base en esta reacción, decidí que en las entrevistas sólo estaríamos él y yo con el fin de crear un espacio seguro y cómodo, considerando que posteriormente podría compartirles el registro audiovisual, cosa que no sucedió, como explico más adelante. Hoy me doy cuenta de que, poco a poco y sin saberlo, los silencios estaban tomando el control de esta curaduría.

En tercera, consideré que estaría bueno hacer las entrevistas con una copa de vino ya que, al cabo, nadie iba a manejar. Así, unos días antes a nuestra primera sesión, le mandé las siguientes indicaciones por Whatsapp:

  • Buscar objetos, obras y cualquier material del archivo que te recuerde a tu padre y a tu madre.
  • Escribir dónde estaban colocados en la casa
  • Servir una copa de vino para cuando vaya a ser nuestra sesión

Cuando finalmente llegó el día, me dijo que no había hecho ninguna de estas tareas e insistió en que le pasara las preguntas. La única tarea que no cumplió y que le perdoné fue la de la copa de vino pues era temprano y francamente tampoco se me antojaba tomar. En fin, yo no sabía qué esperar de la sesión, pero abrí la sala en Zoom, nos conectamos, comencé a grabar e iniciamos con nuestra primera plática virtual.

Mi papá se veía nervioso e inquieto, pero mencionó que estaba dispuesto a entrarle a este juego de preguntas y respuestas sobre su pasado y sobre su/nuestra familia. Le conté que me había dado cuenta de que tenía una relación con mi abuela Lilia, pero no con Manuel y que estas pláticas me interesaban como una manera para que yo pudiera construir una idea de quién fue mi abuelo así como su/nuestra familia y su/nuestro pasado. Poco sabía en ese momento de que el vínculo que también se afianzaría sería el nuestro, entre padre e hija, pero de eso hablaré más adelante.

Comencé preguntándole sobre la primera sección y dos horas y media después, habíamos abarcado solamente las primeras 15 preguntas. Me di cuenta de que contestar 72 implicaría realizar muchas más sesiones de las esperadas y supimos que esto iba para largo. Una vez que paré la grabación, le pregunté a mi papá cómo se había sentido y, en general, me dijo que muy bien, que se sentía cómodo hablando conmigo, que le había gustado hablar de su padre, de su madre, hermano y de su pasado pero que explícitamente me pedía no mostrarle estas grabaciones a nadie y que no sabía cuándo se sentiría dispuesto a compartirlas. Entonces, respetando esta petición, le informamos al equipo que la entrevista había estado muy buena pero que, por las temáticas abordadas, no se las enviaríamos por el momento. Otro silencio.

Esta limitante me puso en jaque, puesto que debía pensar en cómo realizar una propuesta con material que no podía ser utilizado. Tras tres sesiones y más de seis horas de grabación, mi frustración aumentaba ya que no lograba concretar una propuesta y si bien la información era riquísima, no podía hacer uso de ella. Sin embargo, decidí seguir confiando en el proceso de las entrevistas, de los diálogos, de las preguntas y del trabajo colaborativo y ver a dónde nos llevaban. En la cuarta sesión, mi papá dijo algo sobre los silencios familiares y eso me hizo pensar en cómo estos han sido el andamiaje del proyecto. Pensé en el silencio sobre Manuel que había detonado de la curaduría; en el silencio metodológico que había moldeado el inicio de ésta, por ejemplo, cuando no les involucré en el proceso de construcción de preguntas; o en el silencio del contenido de nuestras sesiones que nos había acompañado desde la primera reunión. Lo paré en seco y le comenté lo que estaba pensando. Le dije que deberíamos trabajar con el silencio como idea central con el fin de aliáramos con él en vez de negarlo. Lo convertiríamos en una idea creativa potenciadora en vez de en una barrera. Le platiqué lo que hasta el momento había visto en mi investigación doctoral sobre los silencios del archivo y cómo éstos, al igual que nuestras identidades, vínculos e historias, están constituidos por presencias, ausencias y silencios. Le gustó la idea y dejamos volar nuestra imaginación mientras hablábamos de su pasado y de su presente.

En total tuvimos 5 sesiones por Zoom con más de 12 horas de grabación. Mientras él hablaba, yo trascribía lo que él decía. Al final le pasé la copia de los videos así como de la transcripción, él comenzó a trabajar en sus obras y yo en la curaduría que varios meses después dio como resultado en el siguiente montaje el cual contiene 19 piezas, entre objetos de archivo y obras nuevas, las cuales están clasificadas en 6 núcleos conceptuales que son los siguientes:

Núcleo 1 Diálogo entre padre e hija

Me puse a pensar que si bien no mostraría las respuestas de mi papá, el cuestionario lo había hecho yo y, por ende, deseaba incorporarlo en mi curaduría, puesto que, por una parte, materializaba el silencio de sus respuestas y, por la otra, me preguntaba si quienes las leyeran sentirían curiosidad por nuestro diálogo o tal vez se las apropiarían para hacérselas con sus propias ancestras y ancestros. Mi primera idea era imprimirlas y agregarlas como documentos pero, al contarle la idea a mi papá, me propuso que las escribiéramos sobre una tela que pareciera piel, con la cual forraríamos el kit, idea que me encantó y que eventualmente evolucionó en la instalación performance titulada “Silencios”. Agradezco a Andrea Larios por ayudarnos a hacer realidad esta pieza.

Posteriormente, Brenda y yo continuamos pensando sobre la constricción en el uso del contenido de las entrevistas y consideramos que podríamos hacer una pieza sonora con fragmentos ininteligibles y descontextualizados de las grabaciones, jugando así entre la presencia y la ausencia, el sonido y el silencio. Dicha pieza se titula “O-YENDO AL AYER”.

Pensando en la idea de que la identidad se compone del entretejido de silencios, memorias, olvidos y discursos que van cambiando a lo largo de la vida y considerando la técnica del tejido de papeles que ha utilizado mi papá desde hace tiempo, como lo analiza Brenda, le pedí al vato loco que realizara piezas con pedazos de las frases que dijo sobre su infancia entretejidas y descontextualizadas. Éstas las nombró “T G DOR de olvidos archivados”. Es importante notar que en la curaduría de Mónica, en el núcleo sobre Álvarez Bravo, él también utilizó algunas frases de nuestras conversaciones.

Núcleo 2 Útiles revividos

Como les platiqué hace rato, al inicio de nuestras entrevistas le pedí a mi papá que buscara entre sus cosas o archivo personal objetos de Manuel y de Nini pero no lo hizo. Eventualmente sí fue recopilando diferentes objetos de su padre y madre y estos conforman el segundo núcleo de la curaduría. Lo primero que me mostró fueron las herramientas de trabajo de Manuel, que son las mismas que utiliza Brenda en la suya, como veremos más adelante, y sobre las cuales mi papá habló detalladamente en nuestras pláticas. Luego, por ahí de abril de este año, Víctor halló la colección de monedas que Manuel recolectaba cuando las encontraba entre los muebles que retapizaba. Clara y específicamente le pedí que las guardara muy bien pues las utilizaría y les cuento que hace un par de semanas me llamó para decirme que las había guardado tan pero tan bien que no las encontraba por ninguno de sus escondites secretos, por lo que me pregunté si tendríamos otro silencio más en esta narrativa. Afortunadamente, dos días antes de realizar el montaje, las encontró y pudieron formar parte física del proyecto. El tercer elemento fue un kit de costura que mi abuelita utilizaba cuando venía a la casa, es decir, sus herramientas de trabajo, como también lo detallará Brenda más adelante.

Núcleo 3: 1949-72: Sin-consensos, recuerdos y mutismos

El tercer núcleo surgió en el momento en el que le platiqué a mi papá la razón por la cual había elegido hacerle 72 preguntas, que explico anteriormente. Se rió y me contó que justamente él tenía un proyecto titulado 1949, que corresponde al año de su nacimiento, y que está conformado por 1949 obras en óleo de pequeño formato (28 x 18), con papel hecho a mano sobre su historia de vida. Su descripción en 2021 desde su recuerdo fue:

Cuando vivíamos en Sombrerete, creo que en el 84, antes del temblor estaba pensando hacer un proyecto llamado 1949. La idea era recuperar mi infancia. Iban a ser 1949 oleos divididos en tres etapas: primero iba a platicar de lleno con mi mamá respecto a lo que sintió de tenerme, su embarazo, cuando nací hasta que tenía la edad de Elián cuando ya podía recordar. Cuando le pregunté a mi amá si quería participar, no le gustó pues se le hacía muy loca la idea. La otra etapa era acercarme a mi tía, y preguntarle qué pensaba de mí y me dijo “¿para qué quieres saber esa información?” y ahí quedó. Empecé a trabajar las hojas, las mandé a hacer, están empezadas, están los paquetes. Fue muy loco porque en alguna ocasión invité a Manuel Felguérez para mostrarle los esquineros y muy amablemente vino y le gusto la idea de recuperar esos recuerdos. El tercero era mi etapa que vivía en ese momento, quería hablar a través de la pintura, con textos, suajes. El proyecto quedó como sueño guajiro, pero me gustó porque lo tenía bien dividido y cómo iba a trabajar de 1949 a 1984 o 1985.

Posteriormente, Víctor hurgó en su archivo en el cajón de proyectos guajiros[5] y localizó los documentos del proyecto. Dos cosas me llamaron la atención en términos del eje conceptual: en primera, la diferencia que existe entre la descripción original del proyecto y el recuerdo que me narró 30 años después puesto que vislumbran las modificaciones y los silencios que el tiempo hace en nuestras memorias. Por ejemplo, que el año en el que lo hizo fue en 1992 y no 1984, o que en un inicio había considerado una cuarta etapa, que era la de su gestación o que este proyecto fue detonado por situaciones personales y profesionales como la muerte de un amigo muy cercano y el proyecto Mímesis, que le permitieron desplazarse a otros espacios para considerar trabajar sobre sí mismo. Como paréntesis, Tona hablará sobre este proyecto más a profundidad. En este sentido, me parece interesante que hoy en día resurja este proyecto en el marco de estas curadurías.

En segunda, que los silencios familiares del proyecto, materializados en los cuestionamientos de mi abuelita Nini y de la tía de mi papá y su consecuente rechazo, influyeron en la dificultad de llevarlo a cabo, por lo que me pregunto por qué ellas no habrán querido hablar de su pasado y qué querían mantener en silencio. Me supongo que nunca lo sabremos. También agregar que esta pieza está sumamente entretejida con la plática de Maribel puesto que muestra obra gráfica realizada por Víctor en la década de los 90 de la que ya habló antier.

Núcleo 4: Cotidianidades e infancias

Durante nuestra plática, mi papá me contó sobre su infancia, su día a día, su casa, los olores, sabores y sonidos que recordaba. Me contó lo que comían, los lugares donde iban a pasear, las diversas escuelas a las que asistió, las travesuras que hacía e, incluso, la vez que se le perdió a su mamá y hermano estando a media feria. En este sentido, incorporo a la curaduría tres de esas imágenes que me mostró y agrego dos que yo les tomé, varías décadas después, en Ciudad Constitución, Baja California Sur cuando todas las familias Lerma nos juntamos para pasar navidad y que resultó ser el último viaje colectivo antes de que falleciera mi abuelita Nini en el 2018. Con base en esto, mi papá realizó una nueva pieza, titulada Fotos Cotidianas, incorporando estas fotografías.

Problematizando más los silencios y las ausencias en nuestras historias personales, retomé una temática que abordamos en las pláticas con respecto a una inundación que pasó en Tijuana en la década de los 90 y que arrasó con varias colonias y casas, incluyendo la de mi abuelita. Afortunadamente, Nini estaba en la CDMX y no le pasó nada a ella. Sin embargo, la mayoría de sus pertenencias, muebles y paredes se perdieron, excepto por una caja que estratégicamente había colocado en la parte superior de unas repisas que contenía fotos –incluyendo las que les acabo de mostrar– y papeles importantes –como la escritura de su casa. Eventualmente, mi abuelita vendió el terreno por lo que integro en la curaduría el contrato de compra venta que guardaba mi papá entre sus papeles personales. Cabe destacar que la única pared que soportó el desastre, y sobre la que estaba la repisa, la había reforzado Manuel pues daba a su taller de tapicería.

Una de las preguntas que le hice a mi papá, a propósito de la inundación, fue qué objeto le hubiera gustado recuperar, a lo que contestó que la mandolina. Con base en su respuesta, le pedí que produjera una pieza sobre una mandolina que tituló “De los objetos deseados”. En una reunión que tuvimos posteriormente con mi tío Armando, también le hice la pregunta y su respuesta fue otra, pero esa información se quedará resguardada.

Núcleo 5: Entre cartas y silencios

El quinto núcleo, inició como un juego de mi parte de intervención con la curaduría y en relación con los silencios. Decidí escribirle una carta a mi papá respecto con mi sentir sobre este proyecto y, al dársela, le dije que no la podía abrir hasta que él decidiera compartir nuestras grabaciones. De esta manera, yo estaba generando otro silencio a partir de su silencio el cual, hasta el momento, me parece que no ha sido abierto.

Un tiempo después, mi papá me llamó por teléfono, muy emocionado, para decirme que había encontrado, entre sus múltiples papeles, las cartas que le escribió a su madre y padre cuando se fueron a Europa a principios de los 80. Si siguen el Facebook de mi mamá, probablemente vieron la entrada que subió el 21 de agosto mostrándolas y de pasó promocionando este proyecto. Cabe destacar que estas cartas existen hoy en día ya que estaban dentro de la caja, sobre la repisa, en la pared que reforzó Manuel el día que se inundó su casa. En fin, me dijo que él haría una pieza nueva, titulada “carta a mi amá”, donde las trabajaría gráficamente desde los silencios y las censura e incorporaría una que yo le había escrito a mi abuelita cuando en mis años de puberta viajamos a Europa.

El día que nos juntamos para montar mi curaduría, decidí incorporar estas cartas en una suerte de instalación de archivo y quiero destacar una frase escrita que me llenó el corazón de amor. El 20 de mayo de 1985, a dos meses de haber nacido, mi papá le escribió esta posdata a su madre.

Núcleo 6 “identidades entretejidas

Finalmente, el silencio, mejor dicho, los silencios son constitutivos de nuestras identidades, así como de nuestras historias familiares. Ya sean silencios voluntarios, involuntarios, traumáticos o irrelevantes, frágiles o resistentes, chistosos o tenebrosos, individuales o colectivos, debemos saberlos parte de nosotras y hacer de ellos nuestros aliados en vez de nuestros enemigos. En este sentido, este concepto entendido como verbo, sustantivo y adjetivo, es el principal elemento del andamiaje de este proyecto puesto que estuvo desde su concepción, su desarrollo, su conceptualización y su conclusión y dos piezas que realizó al respecto son las que a continuación les muestro y que hablan de la censura y la muerte, otros dos silencios tajantes en nuestras historias de vida.

A manera de conclusión

Esta curaduría, co-creada tanto por mi papá como por mí, tiene elementos particulares que difieren de las otras. Por una parte, el hecho de que no se trate del análisis de obras, procesos o materiales artísticos previamente desarrollados, sino de sus recuerdos y de su pasado, generó que se produjeran mayor cantidad de piezas nuevas y que no haya tanta presencia de material documental de archivo. En este sentido, empleamos la memoria oral y el diálogo –ambos censurados aquí– como dos de las principales técnicas investigativas siendo éstas, como lo hace Mónica en la suya, es de las más utilizadas en el quehacer artístico de Lerma. Por otra parte, la mayoría de estas piezas fueron creadas en colaboración entre él y yo mientras que las otras, fueron pensadas exclusivamente por mi papá. Otra diferencia fue el juego que le dimos al espacio del Kit de esquina, pues no se si se dieron cuenta, pero escondimos algunas piezas en la parte posterior del mueble. Ahora bien, esta discusión la podremos tener más adelante.

De acuerdo con la historiadora francesa Arlette Farge, los silencios, las censuras y los olvidos forman parte íntegra de los archivos y pensarlos permite visibilizar, así como problematizar las relaciones de poder que existen, no solo en la parcialidad de los materiales disponibles sino que también en el análisis de las personas involucradas en su producción. Estos marcan identidades, narrativas y discursos de contextos particulares, por lo que, de acuerdo con la situación, hay que llevar a cabo diferentes mecanismos para romperlos, encontrarlos, identificarlos, fortalecerlos o, en ocasiones, generarlos. Sin embargo, creo que es importante saber que, desde su ausencia, siempre nos acompañan y que nos atraviesan en nuestro día a día.

Les quiero contar que el otro día, mientras escribía este texto, me llamó mi papá para decirme que le había contado a su hermano Armando sobre el proyecto y que acababa de tener una maravillosa plática con él de más de dos horas sobre sus recuerdos de infancia. Me comentó, entusiasmado, sobre las diferencias y similitudes en sus relatos y que quería que hiciéramos una plática entre todxs, hecho que sucedió, que enormemente le agradezco a mi tío y a Delfina por su tiempo y por compartirnos fotografías y les comento que esta plática también quedará guardado en el baúl de los silencios. Ese día que me llamó, concluyó diciéndome, con voz cortada, que Armando le había comentado que su “apá” sí había conocido a dos de sus hijos por lo que mi papá le preguntó cómo había sido como abuelo y respondió que “fue un abuelo muy amoroso y juguetón”. Así, retomando mi inquietud inicial de esta curaduría, respecto a la posibilidad de crear un vínculo afectivo con Manuel a partir de los recuerdos de mi padre, admito que he podido construir una idea, o una posmemoria, como dirían autoras como Laura Athie, más compleja sobre quién fue él, qué hacía, qué (no) le gustaba, cómo fue como padre y como abuelo. Si bien en este momento considero que es muy temprano para saber si el vínculo se forjó o se fortaleció y de qué forma, les puedo compartir que el otro día, cuando me referí a él, lo nombré “abuelo” y no “Manuel, padre de mi padre”.

Para terminar, otro vínculo que se movilizó en este proceso fue el que tengo/tuve con mi abuelita. A pesar de que sí la conocí por muchos años y tuvimos una relación bastante cercana, escuchar los recuerdos de mi padre sobre ella me permitió ver diversos lados de Nini como trabajadora, madre, cocinera, cuidadora, coleccionista, archivista, religiosa, esposa, hija o migrante y me encantó pensarla, recordarla y sentirla cerquita. Sin embargo, un vínculo que no preví que se fortalecería era el existente entre mi papá y yo, puesto que esos diálogos, esos momentos creativos y esas horas en Zoom o creando la curaduría me permitieron conocerlo más, escuchar cómo entretejía sus narrativas, sobre sí mismo y con sus piezas, esto como guiño a la siguiente plática, y crear una alianza muy íntima y cercana en el marco de una pandemia que nos ha obligado, entre otras cosas, a alejarnos físicamente. En este sentido, considero que, a pesar de que los silencios impregnaron esta curaduría, fueron nuestras voces las que fortalecieron este vínculo entre padre e hija.

 

[1] 5 y 12 de febrero de 2021

[2] 19 y 26 de febrero de 2021

[3] 11 y 19 de marzo de 2021

[4] 26 de marzo y 4 de abril de 2021

[5] Los proyectos guajiros son aquellos que no se lograron completar por alguna razón. En el archivo de Pinto mi Raya hay toda una sección de estos.

 

yuruen 1

 La curaduría de Yuruen Lerma, junto con la de Brenda Hernández, se presentó el 3 de septiembre de 2021 a través de la página de FB de Pinto mi Raya.

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Este proyecto consistió en una profunda investigación sobre la vida personal de Víctor, quien realizó entrevistas con él de más de 13 horas sobre su infancia, sus padres, su vida familiar y la vida en la frontera.

YURUEN BLOG 1

Esta curaduría, además de los documentos y obras de Lerma que se presentan, incluye un par de colaboraciones entre Lerma Uzeta y Lerma Mayer. 

imagen yuruen 2

 El video de esta curaduría lo pueden ver aquí.

 

Las siguientes son las estadísticas del evento al 7 de octubre de 2021.

 yuruen y bren

Alrededor del mundo, la pandemia causada por el virus SarsCov-2 en 2020 nos obligó a modificar, repensar y reestructurar nuestra vida cotidiana, relaciones, trabajos y dinámicas sociales, entre muchos otros aspectos y el proyecto “Interposiciones visuales y desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya” de Víctor Lerma en el marco del Sistema Nacional de Creadores de Arte, no fue la excepción. Si bien la propuesta original no se modificó, cuyo objetivo era “articular una propuesta gráfica, espacial y conceptual para crear dos objetos/esculturas/archivos, es decir, los kit de esquina tanto fijo como móvil, que funcionen como dispositivos de recopilación, performance, exposición y activación del archivo y la memoria”, como lo hablará Brenda más adelante, sí tuvo que mutar ante las nuevas restricciones de movilidad y de cercanía implementadas, en especial en lo referente a los espacios de difusión y producción, ya que, como bien sabrán, hasta hace unos meses, antes de la vacunación masiva, regresar a lo presencial no se veía cerca ni de chiste. Por ende, Mónica Mayer, Tonantlzin Arreola, Maribel Escobar, Brenda Hernández y yo decidimos apropiarnos del espacio museográfico del Kit de Esquina y desarrollar cinco curadurías a partir de las cuales investigaríamos, desde nuestros propios intereses, diferentes aspectos de la vida artística y personal de Víctor Lerma, empleando tres pilares de investigación: el archivo de Pinto mi Raya, Víctor Lerma como artista y como persona y el proyecto curatorial del Kit de Esquina, mientras que, paralelamente, él produciría nuevas piezas que dialogarían con cada una de nuestras propuestas. Así, el foco principal de investigación, que inicialmente era el del archivo Pinto mi Raya, se desplazó al de Víctor Lerma, como persona y como artista, convirtiéndose él en el archivo con el cual trabajaríamos.

Todas nosotras tenemos una relación diferente pero cercana con Víctor así como con Pinto mi Raya, ya sea como co-fundadora, esposa, hija, amiga, investigadora, artista, nuera, colaboradora, etc., por lo que cada una, desde nuestra historia personal y profesional, fuimos proponiendo temáticas que nos llamaban la atención profundizar. Así, las propuestas que desarrollamos fueron entretejiendo nuestros intereses con los de Víctor: lo íntimo y lo laboral, lo artístico y la gestión, lo propio y lo colectivo, lo dicho y lo no dicho, lo pasado y lo presente, lo familiar y los afectos, incluso, lo visual o lo táctil, entre otros, como veremos más adelante y en las otras curadurías.

            En la primera junta por Zoom que realizamos el enero de 2021, decidimos la temática de las curadurías: Mónica, con quien Víctor ha compartido su vida desde los 70, decidió enfocarse en su trabajo fotográfico como estudiante y profesional durante dicha década y la subsecuente. Maribel, por su parte, quiso investigar sus obras gráficas desarrolladas desde los 70 en adelante mientras que Tona tuvo interés particular sobre procesos de gestión de proyectos artísticos desarrollados por Lerma y Mayer a finales del siglo pasado y principios del actual. Brenda, siendo la que diseñó y produjo el Kit de esquina, eligió investigar el proceso artístico de esta última etapa, específicamente en lo referente al saber-hacer manual de la obra de VL. Cuando llegó mi turno de elegir, no estaba muy segura de qué línea investigativa seguir hasta que comencé a reflexionar en torno a mis intereses que en estos últimos años he desarrollado sobre los archivos familiares y la recuperación de las historias de vida de mis ancestras y ancestros. Lo anterior me permitió darme cuenta de que en mi historia personal existía un enorme vacío sobre un familiar: Manuel Lerma, mi abuelo paterno. Tanto él como Lilia Lucido, mi abuela materna, fallecieron antes de que yo naciera, sin embargo, de mi abuela sí conocía mucho gracias a que mi madre siempre me habló de ella. Situación que no ocurrió con mi abuelo paterno Manuel, del que poco se habló durante mi infancia ya sea porque mi padre rara vez lo mencionó o, también, porque yo nunca le pregunté nada y así como en la foto, siempre ha sido un personaje oculto. Incluso, al pensarles, advertí que era diferenciada la forma en la que les nombraba: ella era “mi Omama”, que significa abuela en alemán, mientras que él era “Manuel, papá de mi papá”. Por estas razones, decidí que los objetivos de mi investigación, a través de materiales de archivo, memorias y artísticos sobre la primera etapa de vida de mi papá, serían:

  • Reflexionar en torno a las memorias y recuerdos que mi papá tiene sobre sus papás
  • Construir una imagen de quiénes fueron Manuel y Nini como padres para Víctor.
  • Llenar algunos silencios familiares a partir de las narrativas de mi papá

            Una vez establecidos los ejes temáticos de las cinco curadurías, platicamos sobre la metodología que implementaríamos y cómo llevaríamos a cabo las investigaciones. Decidimos que, si bien cada una estaría a cargo de la suya, todas participaríamos en ellas de diferentes maneras. Sería un trabajo colaborativo, metodología ampliamente desarrollada por PMR. En este sentido, cada una diseñaría una serie de preguntas abiertas y detonadoras sobre nuestros temas, con el fin de dialogar con Víctor, pero las compartiríamos con el grupo antes de la sesión para trabajarlas y para darle tiempo a él de buscar, en su archivo, materiales relacionados con las temáticas como son obras, documentos, recuerdos, objetos, etc. Las entrevistas las realizaríamos por Zoom y las grabaríamos para tener registro de ellas posteriormente, práctica que no hubiera sido posible sin el apoyo de Adán Lerma y Orly Cortés.

Las primeras sesiones las lideró Mónica,[1] luego Maribel,[2] después Tona,[3] posteriormente Brenda,[4] cada una tomando un par de días para su investigación. Las entrevistas duraron aproximadamente dos horas por lo que al final sumamos más de 16 horas de grabación. Los diálogos colectivos que se construían nos daban pistas a cada una para nuestras curadurías y, poco a poco, comenzábamos a vislumbrar procesos, intereses, puntos de (des)encuentro que se entretejían, a pesar de enfocarnos en diferentes décadas de vida y prácticas de producción artística. Por ejemplo, comencé a ver cómo ciertas formas de trabajo atravesaban las narrativas artísticas y personales de Víctor, independientemente del momento, como por ejemplo, la continua presencia de prácticas de interacción, ciudad, frontera, travesura, juego y lo colectivo en su trabajo. En este sentido, me pareció importante pensarlos como ejes principales de sus procesos de vida y artísticos lo cual me permitiría construir la narrativa a partir del diálogo que se da entre ellos ya que, de alguna forma, a mi me tocaría analizar la génesis, cimientos o las bases de todos ellos.

Tomando esto en cuenta, cuando me senté a pensar mi guía de entrevista, me enfoqué en preguntar sobre cómo estos conceptos se relacionaban con su infancia y adolescencia, única época en la que vivió con su padre y madre, al igual que en aquella información que a mí, como nieta y familiar directa, me interesaba conocer. Así, me acordé de lo que más me gustaba de mis abuelxs que sí conocí y a partir de ahí comencé a escribir las preguntas. Por ejemplo, recordé con mucho amor la voz de mi abuelita cuando me llamaba por teléfono cada cumpleaños y pregunté “¿cómo era la voz de Manuel?”. Recordé el porte y cuerpo de Leonardo, mi abuelo materno, cuando caminaba o cuando dejó de caminar por la vejez y pregunté sobre esto respecto a Manuel. Incluso pensé en Lilia, a quien no conocí, pero que sabía que era muy buena con lxs niñxs y disfrutaba jugar con ellxs por lo que pregunté si su padre había sigo juguetón con él y su hermano de pequeños. En el marco de vulnerabilidad de ser abuelx en esta pandemia, me pregunté “¿a qué le tenían miedo?” También recordé que Manuel había sido alcohólico, e, incluso, que su muerte estuvo relacionada con esto, por lo que pregunté sobre este significado para su vida. Cuando vagamente recordé que mi papá había tenido una hermana que falleció al nacer, indagué sobre este suceso y cuando reflexioné en torno a que nació y creció en Tijuana, lo primero que se me vino a la mente fue preguntar sobre la idea de la frontera. Y así sucesivamente.

Me dejé llevar por mis inquietudes, mis emociones, mis recuerdos y mi curiosidad escribiendo las preguntas sin un orden en particular. En un abrir y cerrar de ojos, tenía más de 50 de ellas y todavía sentía que tenía muchas más por hacer, por lo que decidí que debía establecer un límite pues no podía ser una entrevista sinfín. Pensando en qué número podría ser lo suficientemente significativo para el proyecto, elegí el 72 al ser la edad que mi papá tenía en ese momento. Paré cuando llegué a la meta.

Al terminar, volví a leer las preguntas y me saltaron dos temáticas que las englobaban: en primera, descripción de mis abuelos paternxs: Manuel y Nini y en segunda, la relación entre Víctor con su padre y madre. Al releerlas de esta manera, me di cuenta de lo íntimo y personal del cuestionario y pensé en que la metodología de esta curaduría tendría que ser diferente al resto. En primera, no compartiría las preguntas antes de la sesión porque no quería que mi papá las supiera y pudiera pensarlas. Quería que contestara en el momento y que sus recuerdos surgieran con base en el diálogo, es decir, que no tuviera tiempo para digerirlas previamente, situación que surgió en las otras entrevistas. Por esta razón, le escribí al equipo para informarles que les entregaría una copia de las preguntas una vez que termináramos las entrevistas. Ante esta limitante que le impuse, mi papá expresó cierta incomodidad y seguido me llamaba por teléfono o enviaba mensajes pidiéndomelas. Nunca se las dí. No obstante, con base en esta reacción, decidí que en las entrevistas sólo estaríamos él y yo con el fin de crear un espacio seguro y cómodo, considerando que posteriormente podría compartirles el registro audiovisual, cosa que no sucedió, como explico más adelante. Hoy me doy cuenta de que, poco a poco y sin saberlo, los silencios estaban tomando el control de esta curaduría.

En tercera, consideré que estaría bueno hacer las entrevistas con una copa de vino ya que, al cabo, nadie iba a manejar. Así, unos días antes a nuestra primera sesión, le mandé las siguientes indicaciones por Whatsapp:

  • Buscar objetos, obras y cualquier material del archivo que te recuerde a tu padre y a tu madre.
  • Escribir dónde estaban colocados en la casa
  • Servir una copa de vino para cuando vaya a ser nuestra sesión

Cuando finalmente llegó el día, me dijo que no había hecho ninguna de estas tareas e insistió en que le pasara las preguntas. La única tarea que no cumplió y que le perdoné fue la de la copa de vino pues era temprano y francamente tampoco se me antojaba tomar. En fin, yo no sabía qué esperar de la sesión, pero abrí la sala en Zoom, nos conectamos, comencé a grabar e iniciamos con nuestra primera plática virtual.

Mi papá se veía nervioso e inquieto, pero mencionó que estaba dispuesto a entrarle a este juego de preguntas y respuestas sobre su pasado y sobre su/nuestra familia. Le conté que me había dado cuenta de que tenía una relación con mi abuela Lilia, pero no con Manuel y que estas pláticas me interesaban como una manera para que yo pudiera construir una idea de quién fue mi abuelo así como su/nuestra familia y su/nuestro pasado. Poco sabía en ese momento de que el vínculo que también se afianzaría sería el nuestro, entre padre e hija, pero de eso hablaré más adelante.

Comencé preguntándole sobre la primera sección y dos horas y media después, habíamos abarcado solamente las primeras 15 preguntas. Me di cuenta de que contestar 72 implicaría realizar muchas más sesiones de las esperadas y supimos que esto iba para largo. Una vez que paré la grabación, le pregunté a mi papá cómo se había sentido y, en general, me dijo que muy bien, que se sentía cómodo hablando conmigo, que le había gustado hablar de su padre, de su madre, hermano y de su pasado pero que explícitamente me pedía no mostrarle estas grabaciones a nadie y que no sabía cuándo se sentiría dispuesto a compartirlas. Entonces, respetando esta petición, le informamos al equipo que la entrevista había estado muy buena pero que, por las temáticas abordadas, no se las enviaríamos por el momento. Otro silencio.

Esta limitante me puso en jaque, puesto que debía pensar en cómo realizar una propuesta con material que no podía ser utilizado. Tras tres sesiones y más de seis horas de grabación, mi frustración aumentaba ya que no lograba concretar una propuesta y si bien la información era riquísima, no podía hacer uso de ella. Sin embargo, decidí seguir confiando en el proceso de las entrevistas, de los diálogos, de las preguntas y del trabajo colaborativo y ver a dónde nos llevaban. En la cuarta sesión, mi papá dijo algo sobre los silencios familiares y eso me hizo pensar en cómo estos han sido el andamiaje del proyecto. Pensé en el silencio sobre Manuel que había detonado de la curaduría; en el silencio metodológico que había moldeado el inicio de ésta, por ejemplo, cuando no les involucré en el proceso de construcción de preguntas; o en el silencio del contenido de nuestras sesiones que nos había acompañado desde la primera reunión. Lo paré en seco y le comenté lo que estaba pensando. Le dije que deberíamos trabajar con el silencio como idea central con el fin de aliáramos con él en vez de negarlo. Lo convertiríamos en una idea creativa potenciadora en vez de en una barrera. Le platiqué lo que hasta el momento había visto en mi investigación doctoral sobre los silencios del archivo y cómo éstos, al igual que nuestras identidades, vínculos e historias, están constituidos por presencias, ausencias y silencios. Le gustó la idea y dejamos volar nuestra imaginación mientras hablábamos de su pasado y de su presente.

En total tuvimos 5 sesiones por Zoom con más de 12 horas de grabación. Mientras él hablaba, yo trascribía lo que él decía. Al final le pasé la copia de los videos así como de la transcripción, él comenzó a trabajar en sus obras y yo en la curaduría que varios meses después dio como resultado en el siguiente montaje el cual contiene 19 piezas, entre objetos de archivo y obras nuevas, las cuales están clasificadas en 6 núcleos conceptuales que son los siguientes:

Núcleo 1 Diálogo entre padre e hija

Me puse a pensar que si bien no mostraría las respuestas de mi papá, el cuestionario lo había hecho yo y, por ende, deseaba incorporarlo en mi curaduría, puesto que, por una parte, materializaba el silencio de sus respuestas y, por la otra, me preguntaba si quienes las leyeran sentirían curiosidad por nuestro diálogo o tal vez se las apropiarían para hacérselas con sus propias ancestras y ancestros. Mi primera idea era imprimirlas y agregarlas como documentos pero, al contarle la idea a mi papá, me propuso que las escribiéramos sobre una tela que pareciera piel, con la cual forraríamos el kit, idea que me encantó y que eventualmente evolucionó en la instalación performance titulada “Silencios”. Agradezco a Andrea Larios por ayudarnos a hacer realidad esta pieza.

Posteriormente, Brenda y yo continuamos pensando sobre la constricción en el uso del contenido de las entrevistas y consideramos que podríamos hacer una pieza sonora con fragmentos ininteligibles y descontextualizados de las grabaciones, jugando así entre la presencia y la ausencia, el sonido y el silencio. Dicha pieza se titula “O-YENDO AL AYER”.

Pensando en la idea de que la identidad se compone del entretejido de silencios, memorias, olvidos y discursos que van cambiando a lo largo de la vida y considerando la técnica del tejido de papeles que ha utilizado mi papá desde hace tiempo, como lo analiza Brenda, le pedí al vato loco que realizara piezas con pedazos de las frases que dijo sobre su infancia entretejidas y descontextualizadas. Éstas las nombró “T G DOR de olvidos archivados”. Es importante notar que en la curaduría de Mónica, en el núcleo sobre Álvarez Bravo, él también utilizó algunas frases de nuestras conversaciones.

Núcleo 2 Útiles revividos

Como les platiqué hace rato, al inicio de nuestras entrevistas le pedí a mi papá que buscara entre sus cosas o archivo personal objetos de Manuel y de Nini pero no lo hizo. Eventualmente sí fue recopilando diferentes objetos de su padre y madre y estos conforman el segundo núcleo de la curaduría. Lo primero que me mostró fueron las herramientas de trabajo de Manuel, que son las mismas que utiliza Brenda en la suya, como veremos más adelante, y sobre las cuales mi papá habló detalladamente en nuestras pláticas. Luego, por ahí de abril de este año, Víctor halló la colección de monedas que Manuel recolectaba cuando las encontraba entre los muebles que retapizaba. Clara y específicamente le pedí que las guardara muy bien pues las utilizaría y les cuento que hace un par de semanas me llamó para decirme que las había guardado tan pero tan bien que no las encontraba por ninguno de sus escondites secretos, por lo que me pregunté si tendríamos otro silencio más en esta narrativa. Afortunadamente, dos días antes de realizar el montaje, las encontró y pudieron formar parte física del proyecto. El tercer elemento fue un kit de costura que mi abuelita utilizaba cuando venía a la casa, es decir, sus herramientas de trabajo, como también lo detallará Brenda más adelante.

Núcleo 3: 1949-72: Sin-consensos, recuerdos y mutismos

El tercer núcleo surgió en el momento en el que le platiqué a mi papá la razón por la cual había elegido hacerle 72 preguntas, que explico anteriormente. Se rió y me contó que justamente él tenía un proyecto titulado 1949, que corresponde al año de su nacimiento, y que está conformado por 1949 obras en óleo de pequeño formato (28 x 18), con papel hecho a mano sobre su historia de vida. Su descripción en 2021 desde su recuerdo fue:

Cuando vivíamos en Sombrerete, creo que en el 84, antes del temblor estaba pensando hacer un proyecto llamado 1949. La idea era recuperar mi infancia. Iban a ser 1949 oleos divididos en tres etapas: primero iba a platicar de lleno con mi mamá respecto a lo que sintió de tenerme, su embarazo, cuando nací hasta que tenía la edad de Elián cuando ya podía recordar. Cuando le pregunté a mi amá si quería participar, no le gustó pues se le hacía muy loca la idea. La otra etapa era acercarme a mi tía, y preguntarle qué pensaba de mí y me dijo “¿para qué quieres saber esa información?” y ahí quedó. Empecé a trabajar las hojas, las mandé a hacer, están empezadas, están los paquetes. Fue muy loco porque en alguna ocasión invité a Manuel Felguérez para mostrarle los esquineros y muy amablemente vino y le gusto la idea de recuperar esos recuerdos. El tercero era mi etapa que vivía en ese momento, quería hablar a través de la pintura, con textos, suajes. El proyecto quedó como sueño guajiro, pero me gustó porque lo tenía bien dividido y cómo iba a trabajar de 1949 a 1984 o 1985.

Posteriormente, Víctor hurgó en su archivo en el cajón de proyectos guajiros[5] y localizó los documentos del proyect. Dos cosas me llamaron la atención en términos del eje conceptual: en primera, la diferencia que existe entre la descripción original del proyecto y el recuerdo que me narró 30 años después puesto que vislumbran las modificaciones y los silencios que el tiempo hace en nuestras memorias. Por ejemplo, que el año en el que lo hizo fue en 1992 y no 1984, o que en un inicio había considerado una cuarta etapa, que era la de su gestación o que este proyecto fue detonado por situaciones personales y profesionales como la muerte de un amigo muy cercano y el proyecto Mímesis, que le permitieron desplazarse a otros espacios para considerar trabajar sobre sí mismo. Como paréntesis, Tona hablará sobre este proyecto más a profundidad. En este sentido, me parece interesante que hoy en día resurja este proyecto en el marco de estas curadurías.

En segunda, que los silencios familiares del proyecto, materializados en los cuestionamientos de mi abuelita Nini y de la tía de mi papá y su consecuente rechazo, influyeron en la dificultad de llevarlo a cabo, por lo que me pregunto por qué ellas no habrán querido hablar de su pasado y qué querían mantener en silencio. Me supongo que nunca lo sabremos. También agregar que esta pieza está sumamente entretejida con la plática de Maribel puesto que muestra obra gráfica realizada por Víctor en la década de los 90 de la que ya habló antier.

 

Núcleo 4: Cotidianidades e infancias

Durante nuestra plática, mi papá me contó sobre su infancia, su día a día, su casa, los olores, sabores y sonidos que recordaba. Me contó lo que comían, los lugares donde iban a pasear, las diversas escuelas a las que asistió, las travesuras que hacía e, incluso, la vez que se le perdió a su mamá y hermano estando a media feria. En este sentido, incorporo a la curaduría tres de esas imágenes que me mostró y agrego dos que yo les tomé, varías décadas después, en Ciudad Constitución, Baja California Sur cuando todas las familias Lerma nos juntamos para pasar navidad y que resultó ser el último viaje colectivo antes de que falleciera mi abuelita Nini en el 2018. Con base en esto, mi papá realizó una nueva pieza, titulada Fotos Cotidianas, incorporando estas fotografías.

Problematizando más los silencios y las ausencias en nuestras historias personales, retomé una temática que abordamos en las pláticas con respecto a una inundación que pasó en Tijuana en la década de los 90 y que arrasó con varias colonias y casas, incluyendo la de mi abuelita. Afortunadamente, Nini estaba en la CDMX y no le pasó nada a ella. Sin embargo, la mayoría de sus pertenencias, muebles y paredes se perdieron, excepto por una caja que estratégicamente había colocado en la parte superior de unas repisas que contenía fotos –incluyendo las que les acabo de mostrar– y papeles importantes –como la escritura de su casa. Eventualmente, mi abuelita vendió el terreno por lo que integro en la curaduría el contrato de compra venta que guardaba mi papá entre sus papeles personales. Cabe destacar que la única pared que soportó el desastre, y sobre la que estaba la repisa, la había reforzado Manuel pues daba a su taller de tapicería.

Una de las preguntas que le hice a mi papá, a propósito de la inundación, fue qué objeto le hubiera gustado recuperar, a lo que contestó que la mandolina. Con base en su respuesta, le pedí que produjera una pieza sobre una mandolina que tituló “De los objetos deseados”. En una reunión que tuvimos posteriormente con mi tío Armando, también le hice la pregunta y su respuesta fue otra, pero esa información se quedará resguardada.

 

Núcleo 5: Entre cartas y silencios

El quinto núcleo, inició como un juego de mi parte de intervención con la curaduría y en relación con los silencios. Decidí escribirle una carta a mi papá respecto con mi sentir sobre este proyecto y, al dársela, le dije que no la podía abrir hasta que él decidiera compartir nuestras grabaciones. De esta manera, yo estaba generando otro silencio a partir de su silencio el cual, hasta el momento, me parece que no ha sido abierto.

Un tiempo después, mi papá me llamó por teléfono, muy emocionado, para decirme que había encontrado, entre sus múltiples papeles, las cartas que le escribió a su madre y padre cuando se fueron a Europa a principios de los 80. Si siguen el Facebook de mi mamá, probablemente vieron la entrada que subió el 21 de agosto mostrándolas y de pasó promocionando este proyecto. Cabe destacar que estas cartas existen hoy en día ya que estaban dentro de la caja, sobre la repisa, en la pared que reforzó Manuel el día que se inundó su casa. En fin, me dijo que él haría una pieza nueva, titulada “carta a mi amá”, donde las trabajaría gráficamente desde los silencios y las censura e incorporaría una que yo le había escrito a mi abuelita cuando en mis años de puberta viajamos a Europa.

El día que nos juntamos para montar mi curaduría, decidí incorporar estas cartas en una suerte de instalación de archivo y quiero destacar una frase escrita que me llenó el corazón de amor. El 20 de mayo de 1985, a dos meses de haber nacido, mi papá le escribió esta posdata a su madre.

 

Núcleo 6 “identidades entretejidas

Finalmente, el silencio, mejor dicho, los silencios son constitutivos de nuestras identidades, así como de nuestras historias familiares. Ya sean silencios voluntarios, involuntarios, traumáticos o irrelevantes, frágiles o resistentes, chistosos o tenebrosos, individuales o colectivos, debemos saberlos parte de nosotras y hacer de ellos nuestros aliados en vez de nuestros enemigos. En este sentido, este concepto entendido como verbo, sustantivo y adjetivo, es el principal elemento del andamiaje de este proyecto puesto que estuvo desde su concepción, su desarrollo, su conceptualización y su conclusión y dos piezas que realizó al respecto son las que a continuación les muestro y que hablan de la censura y la muerte, otros dos silencios tajantes en nuestras historias de vida.

A manera de conclusión

Esta curaduría, co-creada tanto por mi papá como por mí, tiene elementos particulares que difieren de las otras. Por una parte, el hecho de que no se trate del análisis de obras, procesos o materiales artísticos previamente desarrollados, sino de sus recuerdos y de su pasado, generó que se produjeran mayor cantidad de piezas nuevas y que no haya tanta presencia de material documental de archivo. En este sentido, empleamos la memoria oral y el diálogo –ambos censurados aquí– como dos de las principales técnicas investigativas siendo éstas, como lo hace Mónica en la suya, es de las más utilizadas en el quehacer artístico de Lerma. Por otra parte, la mayoría de estas piezas fueron creadas en colaboración entre él y yo mientras que las otras, fueron pensadas exclusivamente por mi papá. Otra diferencia fue el juego que le dimos al espacio del Kit de esquina, pues no se si se dieron cuenta, pero escondimos algunas piezas en la parte posterior del mueble. Ahora bien, esta discusión la podremos tener más adelante.

De acuerdo con la historiadora francesa Arlette Farge, los silencios, las censuras y los olvidos forman parte íntegra de los archivos y pensarlos permite visibilizar, así como problematizar las relaciones de poder que existen, no solo en la parcialidad de los materiales disponibles sino que también en el análisis de las personas involucradas en su producción. Estos marcan identidades, narrativas y discursos de contextos particulares, por lo que, de acuerdo con la situación, hay que llevar a cabo diferentes mecanismos para romperlos, encontrarlos, identificarlos, fortalecerlos o, en ocasiones, generarlos. Sin embargo, creo que es importante saber que, desde su ausencia, siempre nos acompañan y que nos atraviesan en nuestro día a día.

Les quiero contar que el otro día, mientras escribía este texto, me llamó mi papá para decirme que le había contado a su hermano Armando sobre el proyecto y que acababa de tener una maravillosa plática con él de más de dos horas sobre sus recuerdos de infancia. Me comentó, entusiasmado, sobre las diferencias y similitudes en sus relatos y que quería que hiciéramos una plática entre todxs, hecho que sucedió, que enormemente le agradezco a mi tío y a Delfina por su tiempo y por compartirnos fotografías y les comento que esta plática también quedará guardado en el baúl de los silencios. Ese día que me llamó, concluyó diciéndome, con voz cortada, que Armando le había comentado que su “apá” sí había conocido a dos de sus hijos por lo que mi papá le preguntó cómo había sido como abuelo y respondió que “fue un abuelo muy amoroso y juguetón”. Así, retomando mi inquietud inicial de esta curaduría, respecto a la posibilidad de crear un vínculo afectivo con Manuel a partir de los recuerdos de mi padre, admito que he podido construir una idea, o una posmemoria, como dirían autoras como Laura Athie, más compleja sobre quién fue él, qué hacía, qué (no) le gustaba, cómo fue como padre y como abuelo. Si bien en este momento considero que es muy temprano para saber si el vínculo se forjó o se fortaleció y de qué forma, les puedo compartir que el otro día, cuando me referí a él, lo nombré “abuelo” y no “Manuel, padre de mi padre”.

Para terminar, otro vínculo que se movilizó en este proceso fue el que tengo/tuve con mi abuelita. A pesar de que sí la conocí por muchos años y tuvimos una relación bastante cercana, escuchar los recuerdos de mi padre sobre ella me permitió ver diversos lados de Nini como trabajadora, madre, cocinera, cuidadora, coleccionista, archivista, religiosa, esposa, hija o migrante y me encantó pensarla, recordarla y sentirla cerquita. Sin embargo, un vínculo que no preví que se fortalecería era el existente entre mi papá y yo, puesto que esos diálogos, esos momentos creativos y esas horas en Zoom o creando la curaduría me permitieron conocerlo más, escuchar cómo entretejía sus narrativas, sobre sí mismo y con sus piezas, esto como guiño a la siguiente plática, y crear una alianza muy íntima y cercana en el marco de una pandemia que nos ha obligado, entre otras cosas, a alejarnos físicamente. En este sentido, considero que, a pesar de que los silencios impregnaron esta curaduría, fueron nuestras voces las que fortalecieron este vínculo entre padre e hija.

 

[1] 5 y 12 de febrero de 2021

[2] 19 y 26 de febrero de 2021

[3] 11 y 19 de marzo de 2021

[4] 26 de marzo y 4 de abril de 2021

[5] Los proyectos guajiros son aquellos que no se lograron completar por alguna razón. En el archivo de Pinto mi Raya hay toda una sección de estos.

 

Miércoles, 06 Octubre 2021 16:28

CANTO SILENCIOSO

 canto silencioso r    canto silencioso b

 Esta pieza es parte de la curaduría Miradas, Técnicas y Construcción del Kit de Esquina que  realizó Brenda Hernández Novoa y se presentó el 3 de septiembre 2021. La pueden ver aquí.  

Canto silencioso, es un libro de artista desplegable realizado en 2021. Mide 120  x 7 x 3 cm. completamente estirada. Está hecho con los siguientes materiales: fotocopia en papel, en  acetato, en albanene, recortes de textos de poemas visuales, artículos de periódico, dibujos a lápiz, graffitti, plantilla de letra s/ papel fabriano.

canto silencioso e

Las imágenes del archivo que reutilizo en esta pieza son: recortes de artículos del periódico 1+1, 1992, recortes de mis poemas visuales que realicé entre los años 70 – 2000, fotocopias de fotografías de mi archivo personal (Víctor Lerma a la edad de 1 año), fotocopias de fotografías de performances realizados a finales de los 90’s principios del milenio, fotocopias de fotografías de la ciudad de Tijuana, Baja California 2018, fotocopia de caligrafía estilizada, graffitti. Retomé varias técnicas de dibujo de los 70’s y las aplique a nuevas composiciones visuales como el suaje, graffitti, simbología arquitectónica, etc.

canto silencioso i 

canto silencioso ñ

 

 

Miércoles, 06 Octubre 2021 16:18

LAS RUINAS DE UN TIEMPO DIFUNTO

las ruinas de un tiempo difunto

Esta pieza es parte de la curaduría Miradas, Técnicas y Construcción del Kit de Esquina que realizó Brenda Hernández Novoa. Se presentó el 3 de septiembre 2021 y la pueden ver aquí.

Las Ruinas de un Tiempo Difunto, es un libro de artista desplegable realizado en 2021. Mide 13.5 x 13.5 x 2.5 cm. Está hecho con los siguientes materiales: Cartoncillo, fotocopia en papel bond, en mica, recortes de periódico, suaje, grafito, cosido con hilo negro.

Las imágenes del archivo que reutilizo en esta pieza son: Kit móvil con documentos del archivo de Pinto mi Raya, imagen de Víctor Lerma, articulo intervenido “Documentación por Taller Visual, marzo del 91.

 

Miércoles, 06 Octubre 2021 16:02

TEJIDO EXÉNTRICO

tejido excentrico 15 Esta pieza es parte de la curaduría Miradas, técnicas y construcción del Kit de Esquina que realizó Brenda Hernández Novoa. Se presentó el 3 de septiembre 2021 y la pueden ver aquí.

Tejido Excéntrico, es un esquinero realizado en 2021. Mide 8 x 8 x 15 cm. Está hecho con los siguientes materiales: fotocopia en papel, en acetato, en albanene, recortes de textos de poemas visuales, artículos de periódico, dibujos a lápiz, graffitti, plantilla de letra s/ papel fabriano.

tejido excentrico 14

La imagen de archivo utilizada es una fotocopia del artículo Excentricidad del centro: la cultura de Omar Gasca del periódico Unomásuno.

tejido excentrico 11

Miércoles, 06 Octubre 2021 12:30

TRES MEDIOS

tres medios

Esta pieza es parte de la curaduría Miradas, técnicas y construcción del Kit de Esquina que realizó Brenda Hernández Novoa. Se presentó el 3 de septiembre 2021 y la pueden ver aquí.

Tres medios, es un libro de artista desplegable realizado en 2021. Mide 15 x 5 x 3cm. Está hecho con los siguientes materiales: fotocopia en papel bond, recortes de hoja de Raya: crítica, crónica y debate en las artes visuales, dibujo a lápiz, papel fabriano.

Las imágenes de archivo que reutilizo en esta pieza son: los logos de periódicos, frases o palabras que uso en mis pláticas, talleres.

 

INVITACION

          Antes de que empezara la pandemia, Víctor estaba en pláticas con el Centro de la Imagen (CI) para presentar ahí el Kit Fijo con una curaduría en la que dialogaran los materiales que cada uno de estos archivos tiene del otro. Todo esto como parte de su proyecto Kit de Esquina: Interposiciones visuales y desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya.

A raíz del confinamiento, el proyecto se transformó y se prepararon 5 curadurías para el Kit Móvil centradas en materiales de archivo de Víctor Lerma, muchos de los cuales estaban guardados en sus múltiples rinconcitos secretos, pero nadie sabía de su existencia.

Para mantener los vínculos establecidos con el Centro de la Imagen, la primera curaduría del proyecto fue Pinto mi raya: fotografía, archivo y afectos, de Mónica Mayer, que se centró en las fotografías setenteras de Víctor Lerma y los documentos relacionados con instituciones fotográficas, principalmente el CI en el Archivo de Pinto mi Raya. Esta curaduría se presentó por las redes del CI el 19 de agosto a las 29 horas y aquí lo pueden ver a través de FB aquí o en YouTube aquí.

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Las siguientes son las estadísticas de la presentación al 6 de octubre de 2021.

La transmisión el día del evento tuvo 91 espectadores siguiendo la transmisión en vivo, de los cuales 44 nos seguían desde Facebook y el resto desde YouTube. En FB tuvo 32 comentarios. En You Tube ha tenido 356 visitantes.

 Estadisticas CI curarduria MM

A continuación, el texto de la presentación de Mónica Mayer

 

PINTO MI RAYA: FOTOGRAFÍA, ARCHIVOS Y AFECTOS.

por Mónica Mayer

NÚCLEO LOS ANTECEDENTES

  ¿Qué abarca esta curaduría?

Buenas noches. Hoy les presentaré mi curaduría Pinto mi Raya: fotografía, archivos y afectos, que traza los inicios del trabajo fotográfico de Víctor Lerma a través de cuatro series tempranas, así como ejemplos de sus obras nuevas realizadas a partir del archivo y de sus fotografías setenteras. Al inicio de cada núcleo de la curaduría verán esta imagen del Kit de Esquina con circulitos color naranja en los elementos que la integran.

¿Qué es el proyecto Kit de Esquina y cómo cambió con la pandemia?

Esta curaduría es parte de Kit de Esquina: interposiciones visuales y desdoblamientos del Archivo Pinto mi Raya, un proyecto de Víctor Lerma que consiste en diseñar dos dispositivos, uno móvil y uno fijo, para reactivar los materiales de nuestro archivo, en diálogo con otros archivos

El proyecto, realizado con la beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte, originalmente debía presentarse en espacios museográficos como el Centro de la Imagen a través de exposiciones o performances, pero debido a la pandemia migró a formato virtual.

Esta circunstancia también llevo a darle un giro a la propuesta original, integrando la experiencia personal de Lerma para darle a los documentos los claroscuros que generalmente carecen por sí mismos. En otras palabras, la historia oral y la introspección se integraron como personajes centrales. Para ello, Maribel Escobar Varillas, Tonantzin Arreola, Brenda Hernández Novoa, Yuruen Lerma y yo nos involucramos de lleno en el proyecto y después de muchas, pero muchas horas de entrevistas que hoy constituyen un nuevo e invaluable material de archivo, desarrollamos cinco curadurías que entretejen la vida de Lerma y el archivo de Pinto mi Raya.

 ¿Qué es el Archivo de Pinto mi Raya?

El Archivo de Pinto mi Raya es la fuente que nutre al Kit de Esquina. Está integrado por los documentos personales y profesionales de Víctor Lerma y míos, la biblioteca, la colección hemerográfica y la colección de arte de nuestra obra y la de muchos amiges. Es un archivo que surge de nuestra relación personal de casi 50 años y que ha invadido nuestra casa, o quizá ES nuestra casa.

¿Cuál es el origen de esta curaduría?

Como nuestro archivo es medio silvestre y no está todo clasificado, todavía encontramos hallazgos. Uno de ellos fue una caja de negativos de Lerma que apareció poco antes de la pandemia y se empezó a clasificar. Otra fue una carpeta digital con hojas de contacto digitalizadas de la obra setentera de Víctor. Estos materiales son el eje de esta curaduría. Y cómo Lerma es muy bueno para guardar las cosas en rincones recónditos, siguen apareciendo cajas y carpetas. Algún día todos sus secretos saldrán a la luz.  

¿Qué significa navegar en un archivo, máxime que es un archivo de ambos y de nuestra vida juntos?

Una confesión antes de seguir. Navegar mi propio archivo a través de la obra de Lerma ha sido muy intenso porque fue recordarnos jóvenes. Fue traer del pasado objetos, ideas y sensaciones. Fue descubrir cómo nos hemos visto en los ojos del otro a lo largo de las décadas.

 ¿Quién es Víctor Lerma?

Lerma es el bato loco que aparece en la esquina superior izquierda en esta foto de generación que nos tomó Kati Horna, nuestra querida maestra de fotografía. Él nació en Tijuana, Baja California en 1949. A los 14 años, por vago, sus papás lo mandaron a vivir con su abuela paterna a Los Ángeles. En 1972, emigró al entonces Distrito Federal. En 1978, regresa un par de años a Estados Unidos y después de eso ha vivido en la Ciudad de México, aunque como su ombligo está enterrado en la Calle 9 en Tijuana, allá también está su corazoncito. Sus eternas camisas de pana no son casualidad.

¿Qué ideas flotaban en el ambiente a principios de los setenta?

La primera vez que Lerma se vino a vivir a la Ciudad México, llegó en el tráiler de un vecino de sus papás del Cañón de la Piedrera a quien le pidió “raite” o aventón, como diríamos en chilangolandia. Venía a estudiar a San Carlos, que es como conocíamos entonces a la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, que hoy es la Facultad de Artes y Diseño. Estos eran algunos de los libros más taquilleros de la época, cuyos ejemplares siguen en nuestra biblioteca.

¿Qué materiales usábamos que siguen en el archivo a pesar de ser obsoletos?

En el archivo de Pinto mi Raya hay otras publicaciones vintage, por no decir obsoletas, como estos catálogos de letraset, que es un material que usábamos mucho en nuestra obra. Para los que no lo conocen, eran letras que se pegaban sobre el papel como calcomanía. Hoy los conservamos por hermosos.

¿Con quién estudió Lerma?

Kati Horna fue nuestra maestra de fotografía en San Carlos, lo cual fue un enorme privilegio tanto por los conocimientos que compartió con nosotros, como por su ejemplo como ser humano. Siempre digo que ella nos enseñó a ver la luz literal y metafóricamente.

 ¿Qué aprendimos con Kati?

Las lecciones de Kati fueron muchas. Nos enseñó a entender la profundidad de campo, como vemos en estas fotos de Lerma que apenas acaban de reaparecer en el archivo.

¿Qué otros ejercicios nos dejaba?

La composición, el ritmo y la textura también eran básicos, pero lo primordial era la luz. Nos enseñó a usar el exposímetro para poder descartarlo.

¿Qué aprendimos?

Por su calidad humana, por su compromiso como trabajadora de la cultura, por su humildad, por su ética y por las anécdotas de su vida que nos compartí, también nos enseñó a ver a otros y a vernos a nosotros mismos. Nos enseñó a ver.

¿Qué otras influencias teníamos en ese momento?

En esa época también empezamos a sumergirnos en el arte conceptual, como claramente se ve en esta pieza de Lerma llamada Un Mensaje en su Idioma.

¿En dónde se exponían estas piezas?

En 1978, Lerma expuso esta instalación fotográfica en el Salón 77-78 Nuevas Tendencias en el Museo de Arte Moderno, en donde yo presenté por primera vez El Tendedero. Como mucho de su trabajo posterior que encontrarán en las distintas curadurías de este proyecto, su obra era difícil de ver y un tanto cuanto performática porque para observarla bien el público tenía que involucrarse físicamente poniéndose de cuclillas.

 ¿Qué premios obtuvo Lerma en esa época?

En aquella época no había becas del FONCA y en los Concursos Nacionales de Estudiantes de Artes Plásticas sólo aceptaban pintura, escultura, gráfica y dibujo.  A veces se colaba una técnica mixta que incluía fotografía o alguna foto-serigrafía, pero la fotografía solita no era considerada respetable. El único concurso que teníamos disponible para dar a conocer nuestro trabajo era el de KINSA (Kodak International Snapshot Awards). Lerma participó con esta foto y obtuvo un premio, que si mal no recuerdo, fue en especie.

¿Qué pasaba en la fotografía en esos momentos?

A pesar de la relevancia que tuvo la fotografía en México desde sus inicios, en esos momentos, por lo menos en San Carlos, todavía se discutía si era o no era arte. Sin embargo, también fue una época de grandes exposiciones como Imagen histórica de la fotografía en México o Hecho en Latinoamérica. Primera muestra de la fotografía latinoamericana contemporánea, ambas de 1978. Esta última la organizó el Consejo Mexicano de Fotografía de manera paralela al histórico Primer Coloquio Latinoamericano de Fotografía. La batalla por legitimar a la fotografía como arte se estaba dando con vigor.

¿En qué organizaciones participaba Lerma?

Por cierto, Lerma participó durante algún tiempo en el Consejo Mexicano de Fotografía y en nuestro archivo quedan unos cuantos materiales, como esta hoja que explica sus objetivos y funcionamiento.

 ¿Qué otros documentos sobre fotografía hay en el Archivo Pinto mi Raya?

También está su recibo de inscripción al Primer Coloquio Latinoamericano de Fotografía, así como el programa, mismo que muestra que asistió y estuvo muy atento, como se ve en los dibujitos que le hizo durante las sesiones.

 ¿Qué otras reliquias siguen en Pinto mi Raya?

 Así como hay libros obsoletos que se conservan en el Archivo de Pinto mi Raya por su belleza, también conservamos equipo que ya no se usa, como la viejísima y escandalosa cámara de Víctor, el cargador, la impresora y otros elementos, incluyendo un cesto de rollos que no sabemos si están revelados o vírgenes.  

 

PASEMOS AL NÚCLEO EL FEMINISMO DESDE AFUERA

 ¿Cómo fue la relación de Lerma con el feminismo?

Por nuestra relación, Lerma siempre ha estado cerca del feminismo. Lo ha vivido en casa, lo ha documentado cuando me acompaña a manifestaciones y también le ha tocado quedarse afuera.

¿Cuándo se quedó afuera?

Una de las ocasiones en las que él se quedó afuera, fue durante la presentación del libro Carlota, el mundo clandestino del aborto, escrito por las periodistas y conductoras de Televisa Rocío Villagarcía y Patricia Berumen y organizada por el Movimiento Nacional de Mujeres. El ejemplar, que es el primer libro sobre aborto que leí, sigue en nuestra biblioteca. Yo entré a la presentación…

¿Y Víctor qué hizo?

Y Lerma aprovechó para irse a tomar fotos por las calles del centro de la ciudad (que ni siquiera se conocía como Centro Histórico). Ese día le llamaron la atención las formas orgánicas que aparecían aún entre la piedra y el concreto.

¿Qué pasaba después con estas fotos?

Algunas de las fotos de esta serie formaron parte de la instalación fotográfica Sin Título que Lerma presentó el Museo de Arte Moderno en 1978.

¿Víctor siempre se quedaba afuera?

 Pero Víctor también documentó diversos eventos y manifestaciones a los que me acompañó. Esta fotografía es de la manifestación a favor del aborto libre y gratuito que organizó la Coalición de Mujeres feministas el 1º de diciembre de 1977. Es la primera protesta feminista a la que asistí. Éramos máximo 30 mujeres. Hasta arriba estoy yo hablando con una mujer que se parece mucho a mí, que es mi mamá que me acompañó porque consideraba que podía ser peligroso. Pero si ven abajo a la izquierda, la que aparece con todo y cámara es Ana Victoria Jiménez, feminista y fotógrafa cuyo importante archivo hoy se encuentra en la Universidad Iberoamericana y que documentó el feminismo de la época. Casi cualquier libro de la historia del feminismo setentero en México incluye sus imágenes. Pero no fue la única documentando, como se ve en esta foto de Lerma.

¿Por qué Lerma fotografiaba a quien fotografiaba?

A la izquierda ven la icónica fotografía que le tomó Ana Victoria a la abogada feminista Mireya Toto. Junto a esta, una foto de Lerma en la que vemos a Ana Victoria tomándola.  

 ¿Qué más buscaba documentar?

 Ana Victoria buscaba crear una narrativa casi mítica del movimiento feminista. A diferencia de ella, Lerma documentaba el caos cotidiano: los retadores escuincles de secundaria atravesándose frente a la protesta y las feministas volteando para todos lados.

¿Alguien más retomó su obra con otros propósitos?

En algunos casos, las fotos de Lerma acabaron de lleno en el arte feminista, como en mi pieza Primero de diciembre de 1977 que integré con fragmentos de sus fotos, seguramente las pruebas de impresión. ¿Apropiación? ¿Colaboración? ¿O simplemente la vida compartida? Hasta ahora este tipo de libertades que nos hemos tomado con la obra el uno del otro no ha sido problema. Por cierto, muchas de las fotos de mis piezas tempranas, como El Tendedero, son de Lerma.

¿Cómo nos vieron Lerma, Ana Victoria y el Unomásuno?

 A veces, las distintas miradas de un mismo evento convergen en el archivo, como en esta manifestación. Aquí pueden ver la foto publicada en el periódico Unomásuno, a su lado la de Ana Victoria Jiménez y abajo la de Víctor Lerma.

 

PASEMOS AL NÚCLEO FOTOGRAFIÁS DESDE LA INTIMIDAD

 ¿Cómo documentó Lerma la intimidad?

 Lerma documento su intimidad desde dos puntos de vista: las personas que estábamos a su alrededor y los detalles de los espacios que habitó. Esta fotografía es antes de que nos fuéramos a vivir juntos a Los Ángeles. No sé quién nos tomó esta foto porque muchos de nuestros amigos eran fotógrafos. Quizá algún día lo averiguaremos.

¿Cómo documentó nuestra relación en México?

 En la foto de la izquierda estamos Lucy Santiago, compañera nuestra en San Carlos, y yo, plácidamente esperando a los clientes que nunca llegaban en el pequeño bazar en San Ángel en el que tratamos de vender nuestras obras. La de abajo no requiere explicación, pero he de confesar que me sorprendió encontrar diversas un imágenes que Lerma me tomó mientras dormía. En muchas de sus fotos me veo relajada, tranquila, que sin duda es como me sentía con él.

¿Cómo documentó nuestra relación en Los Ángeles?

 Lerma tomó muchas fotografías de nuestro pequeño departamento en Los Ángeles, a veces de los espacios y a veces mías, pero siempre centrándose en los detalles. Esta foto me sorprende porque ni siquiera recordaba que algún día me pinté las uñas.

¿Cuándo se fue Lerma a vivir por primera vez a Estados Unidos?

 Pero antes de pasar a nuestra vida en Estados Unidos y para contextualizar esa estancia, les platico de la primera vez que Lerma se fue a vivir a allá. Como mencioné, Manuel, el papá de Víctor y Niní, su mamá, lo enviaron a Los Ángeles a vivir con su abuela Virginia. Aquí ven algunos de los documentos de aquella época que están en el Archivo. Vivió con ella en el Este de Los Angeles entre 1963 y 1972.

¿Qué estudió Lerma en Estados Unidos?

En esa primera estancia, que duró 9 años y le permitió conocer a fondo la vida en Los Ángeles, mero en la época de Woodstock, el Movimiento Chicano y la Guerra de Vietnam, Lerma estudió en el Roosevelt High School y entro al East Los Angeles College a estudiar arquitectura. Trabajo en un despacho de arquitectos un par de años hasta que alguien le habló de San Carlos, decidió estudiar arte y se regresó a México. Algunos de sus libros todavía están en nuestra biblioteca.

¿Cuándo regresó y por qué?

 En 1976, yo me enteré que en Los Ángeles estaba The Woman’s Building, una maravillosa escuela de arte feminista y decidimos irnos allá a vivir juntos por primera vez. Ahorramos durante dos años dando clases y luego nos fuimos. Lerma todavía tenía papeles que le permitían trabajar allá, lo cual fue un aliviane.

¿Cómo era nuestro departamento?

Vivimos en el N. Tamarind Ave. # 1223, depto. 6. Era un lugar céntrico que nos permitía a ambos llegar a nuestras distintas actividades en esa complicada ciudad.

¿Qué había adentro?

 A diferencia de lo barroca y saturada que es hoy nuestra casa, sede del Archivo de Pinto mi Raya, nuestro departamento en Los Ángeles era minimalista. Los pocos muebles que teníamos Lerma los había pepenado de la chamba que tenía en la que recogían objetos de siniestros para las aseguradoras para recuperarlos. En esa chamba le tocó hacerla de cargador, chofer y hasta de restaurador. Nuestra sala servía de estacionamiento. Eso sí, en los muros había obras de nuestros amigos y nuestra, como la foto que reconocerán al fondo y diversas artesanías. Y libros, siempre libros.

¿Qué buscaba retratar Lerma en nuestro espacio?

 A Lerma le gustan los detalles, los contrastes y las formas. Le interesan las texturas y le apasionan las esquinas. En próximas curadurías verán la relación de estas fotografías con su gráfica y sus piezas más tridimensionales, como los esquineros y las calas. De hecho, este cinturón hecho en telar que cuelga en un huequito en la pared se asemeja en formato a algunos de sus dibujos.

 ¿Retratar la penumbra?

 La luz, como bien le enseñó nuestra querida Kati, siempre es el principal protagonista de toda fotografía.

¿Qué tanto dice un espacio de sus habitantes?

Esta foto construida, hecha de fragmentos, lo dice todo: El arte feminista estaba hasta en nuestra recámara, como se ve en el cartel de The Dinner Party, la icónica pieza de Judy Chicago que se inauguró mientras vivíamos allá.

¿Qué otros contextos se veían reflejados en el espacio íntimo?

En el espejo del botiquín del baño medio abierto, que apenas permite ver nuestros secretos más íntimos se refleja “Madre contra la guerra” la icónica obra de Andrea Gómez, integrante del Taller de la Gráfica Popular que también nos acompañó durante muchas décadas.

¿Estas obras también brincaron a otro formato?

Recientemente, durante la pandemia, Lerma también encontró un folder con bocetos para piezas que incluyen esta serie de fotografías.

¿Hubo otras sorpresas en el archivo?

Quizá las fotografías que más me sorprendieron en este núcleo son estas en las que Lerma me retrata en nuestro departamento, fumando, viéndolo directamente. Cada uno, a través de nuestras herramientas y de nuestras obras, a lo largo de los años nos hemos estado observando de muy distintas maneras.

¿En qué trabajó Víctor mientras vivíamos en LA?

Durante los dos años que vivimos en Los Ángeles, además de recuperar objetos de siniestros, Lerma trabajó en una tienda muy elegante en Beverly Hills que ofrecía el servicio de acolchonar closets y cajones de gente muy, pero muy rica y también de intérprete en casos médicos y legales. En el archivo todavía están las notas de su trabajo como intérprete, que fue increíblemente intenso e interesante. También aprovechó el tiempo para ser miembro del Photography Center y para tomar diversos cursos en UCLA.

¿Qué reliquias setenteras aún se encuentran en Pinto mi Raya?

 Estos son dos ejemplos de las reliquias setenteras que se conservan en Pinto mi Raya. Estos muñecos, que se parecen a mi papá y a mi mamá, los hicimos Lerma y yo como regalo para cada miembro de mi familia una navidad. A falta de recursos económicos, creatividad. A la muerte de ambos los recuperamos. También todavía sigue con nosotros el cinturón hecho en telar que apareció hace rato en una foto y del que hoy cuelgan botones noventeros de cuando participamos en un grupo llamado Los Abajofirmantes que cuestionaba las becas del FONCA. Nosotros dos los usábamos a manera de protesta a cada evento que íbamos.

 

PASEMOS AL NÚCLEO DE CÓMO LLEGÓ DON MANUEL ÁLVAREZ BRAVO AL ARCHIVO DE PINTO MI RAYA

 ¿Por qué hay una fotografía de Don Manuel Álvarez Bravo en el archivo de Pinto mi Raya?

Uno de nuestros amigos en Los Ángeles fue Roberto Gil de Montes, con quien Lerma había coincidido en la escuela varios años antes. Un buen día, Roberto lo llamó para decirle que Don Manuel Álvarez Bravo expondría en LA y lo invitó a acompañarlo para atenderlo durante su estancia. Al final, en agradecimiento, Don Manuel le regaló esta pequeña foto que atesoramos y un par de carteles firmados de la exposición.

¿Cómo documentó Lerma a Álvarez Bravo?

A lo largo de esta visita, Lerma se dedicó a fotografiar al fotógrafo, creando una narrativa en la que la cámara lo sigue a la distancia, incluso de carro a carro.

¿Por qué le interesaba a Lerma hacer un trabajo narrativo sobre Álvarez Bravo?

Además de documentar texturas y espacios íntimos, en esa época a Lerma le empezó a interesar la idea de movimiento. Esto y su admiración por Don Manuel lo hizo capturar con la lente cada instante de la experiencia.

¿El fotógrafo fotografiando al fotógrafo fotografiándose?

Sin embargo, también hay momentos como éste, en el que documenta a Álvarez Bravo tomando una foto del anuncio de su expo y su reflejo sobre éste, formando una suerte de espiral, de eco.

¿Cuál es mi fotografía favorita de esta serie?

Mi fotografía favorita de la serie es esta en la que vemos a Roberto Gil de Montes y a Manuel Álvarez Bravo reflejados en el letrero de la exposición.

¿El fotógrafo fotografiado?

Después siguieron con la sesión fotográfica a la que sometieron al maestro… y que Lerma también documentó.  

¿Cómo terminar esta serie?

Aunque esta serie incluya muchas otros momentos y tomas, la termino con este momento en el que Don Manuel Álvarez Bravo por fin voltea a ver a Lerma.

 

PASEMOS AL NÚCLEO LAS FOTOS DE LA TELE

¿Por qué documentar la imagen televisiva?

Entre la obra setentera de Víctor hay varias series que documentan la imagen televisiva. Por un lado, era una forma de conservar sus recuerdos, como en estas imágenes de un programa de tele en el que Lerma, Gil de Montes y otros colegas hablaron sobre Manuel Álvarez Bravo. En esa época la televisión era efímera ya que, una vez transmitida la imagen, al público le era imposible reproducirla. Apenas empezaban las videocaseteras y estábamos muy lejos de YouTube.

¿Qué otros programas de televisión documentó?

Pero también le interesaba documentar lo que otros estaban viendo y cómo lo veían.

He encontrado por lo menos tres programas de televisión que fotografió como propuesta artística. Técnicamente le interesaba congelar la imagen en movimiento y abordar ciertos aspectos de lo que transmitían los medios. Uno de ellos es este documental sobre las dictaduras en América Latina transmitido por PBS, la televisión pública, en el que participan diversos actores políticos, entre ellos Henry Kissinger y Laura una de las hijas de Salvador Allende, asesinado en 1973.

¿Hubo alguna sorpresa entre estas series?

La serie que más me sorprendió es esta de un documental sobre las arañas, que le interesó por las texturas, la fotografía microscópica y que de origen era en blanco y negro.

¿Y los Hermanos Marx?

Mi serie favorita de fotos de programas de televisión es esta de los Hermanos Marx, de quienes éramos fans, por lo que no me sorprende que los haya incluido. Me gusta la atención que le presta al movimiento de las manos de Harpo tocando el harpa. Para quienes no lo conocen, Harpo era un personaje mudo que se comunicaba chiflando. A Lerma le interesaba hacer un comentario sobre la imagen cinematográfica y televisiva desde la fotografía.

¿El performance y la fotografía se cuelan en nuestra intimidad?

 Al estar viendo estas fotos, Lerma recordé una fotografía que siempre ha estado en nuestra recámara en la que yo aparezco disfrazada de Harpo. La foto seguramente es de antes de irnos a Los Ángeles porque allá no tuvimos cuarto obscuro. No sé si cuenta como foto-performance, pero sin duda está dentro de las valiosísimas categorías de echar relajo y divertirse.

 

PASEMOS AL NÚCLEO EL CENTRO DE LA IMAGEN EN PINTO MI RAYA

¿Cuál ha sido la relación de Pinto mi Raya con el Centro de la Imagen?

Vimos nacer y crecer al Centro de la Imagen bajo la dirección de nuestra querida Patricia Mendoza. Aunque Lerma abandonó la fotografía hace mucho tiempo, sigue siendo uno de sus principales intereses y, por ende, uno de los temas centrales de Raya: crítica, crónica y debate en las artes visuales, que es la colección hemerográfica de textos de opinión publicados en los principales diarios de México que reunimos entre 1991 y 2016 y que comúnmente se conoce como el Archivo Pinto mi Raya. A lo largo de esos 25 años guardamos todos los textos sobre fotografía, por lo que críticos como José Antonio Rodríguez se hicieron nuestros cuates. Lo encontrábamos con frecuencia en el super e irremediablemente él y Lerma se quedaban platicando horas sobre su artículo más reciente en El Financiero. A él y a Patricia siempre los recordamos con mucho cariño.

Cuando empezamos a hacer compendios temáticos del material de Raya, uno de los primeros fue el de fotografía y es el más nutrido de todos. Incluso ameritó dividirlo en: fotógrafos, fotógrafas, bienales de fotografía, textos teóricos y bienales de fotografía. En Archivo Activo, que es la versión digital de estos materiales de 2011, había 2789 textos. Ambas versiones se las donamos al Centro de la Imagen. Por otro lado, durante algún tiempo estuvieron suscritos a nuestro servicio de Egoteca y les entregábamos copia de todo lo que se publicaba en los principales diarios sobre fotografía, incluyendo noticias y entrevistas. Los originales siguen en nuestro archivo.

¿El Centro de la Imagen le ha abierto sus puertas a Pinto mi Raya?

Al igual que ahora, el Centro de la Imagen siempre nos ha abierto las puertas. Tal fue el caso en 2005 cuando presentamos el proyecto Nuevas Investigaciones Hemerográficas en su sede, con nuestros queridos amigos Adriana Malvido, Francisco Reyes Palma, Fran Ilich, Fernando Llanos, Víctor Sulser y nuestra querida Elizabeth Romero, tan cercana a la fotografía como a nuestros corazones y a quien seguimos extrañando.

¿Se puso buena la discusión?

Se imaginarán que, entre tantos amigos tan talentosos, se armó buena la discusión.

 

POR ÚLTIMO, PASEMOS AL NÚCLEO OBRAS NUEVAS A PARTIR DEL ARCHIVO

¿Qué obras ha hecho Lerma específicamente para esta curaduría a partir de los materiales de archivo?

Parte del proyecto Kit de Esquina de Lerma consiste en producir obra nueva a partir de materiales de nuestro archivo. Para esta curaduría realizó tres libros de artista, cuya característica, como tantas de sus obras, es la fragilidad, la complejidad y la mezcla de materiales como fotocopia, textos de periódico, tejido con tiras de hojas, etc. Son libros de artista que tienen muchas dimensiones, como si huyeran del plano. Por todo lo anterior, son piezas casi inaccesibles. Curiosamente, la mejor manera de presentarlas es a través de fotografías o giffs.

Esta pequeña obra de menos de 20 cm. en su lado más grande, se llama Hilos de papel. En ella, Lerma altera el espacio plano de la hoja y lo convierte en un soporte tridimensional, unido por pequeñas armellas. Como verán en la fotografía del lado derecho, utiliza nuevamente aquellas imágenes que tomó cuando se quedó afuera de la presentación del libro feminista. El libro une fragmentos de tres épocas. Son recuerdos hechos a partir de textos e imágenes que se entretejen, pero no dejan de estar borrosos.

¿Periódico Mural?

Periódico Mural es un libro de artista MUY complejo y endemoniadamente difícil de ver. De entrada, vemos un cuadrado de 25 x 25 cm, pero cuando una empieza a manipularlo se va desdoblando como figura de origami y llega a duplicar su tamaño o, por la rigidez que tiene, puede ir formando una pieza escultórica. Uno de los lados está trabajado con tantas técnicas, como el suaje, la fotografía, el uso de materiales de archivo, que casi parece un inventario de la obra de Lerma. En este libro de artista las imágenes agolpan de manera caótica, como los recuerdos, y descifrar su significado parece una misión imposible, por lo que es mejor quedarse con lo que evoca.  

¿Este libro tiene secretos o sorpresas?

Este libro me sorprendió mucho porque en una esquinita tiene adjunto otro pequeño librito que también se desdobla. Es como un chipote. Al preguntarle a Víctor qué significaba, me dijo que era como los pies de página en los libros, esas pequeñas anotaciones que aparentemente no fueron lo suficientemente importantes para ser incluidas en el texto principal, pero que contienen la fuerza para darle los tonos y texturas que le faltan. En este libro son lo más sobresaliente. Después de un rato me cayó el veinte que Lerma siempre decía que nosotros éramos artistas de pie de página, siempre un poquito afuera de la narrativa oficial.

¿Soñar despierto, morir soñando?

El último librito de esta serie, lleva como título Soñar despierto, morir soñando. Lerma lo tomó del encabezado de una noticia publicada en el periódico Unomásuno en 1989, antes de que empezáramos el proyecto Raya. Estaba en su archivo personal, que incluye, debería incluir o incluyó, (lo sabremos el día que tengamos acceso a todos sus guardaditos) notas que le interesaban, las juntaba, las guardaba en algún cajón y eventualmente las olvidaba o las perdía. El libro, como el archivo y la memoria, también es muy frágil. Es un libro pequeñito. No mide más de 10 cm. en cada uno de sus lados. Es como una casita o como uno de los esquineros que ha hecho a lo largo de los años que ocupan los espacios más extraños de nuestra casa.

¿A manera de conclusión?

A manera de conclusión y ya para despedirme, les dejo esta pequeña pieza sin título que es parte de la curaduría de Maribel Escobar Varillas que se presenta la semana entrante, el primero de septiembre a través de mi página de FB y posteriormente quedará en YouTube. Maribel se está enfocando en la gráfica de Víctor y sin duda está llena de sorpresas.

Quise concluir con esta imagen porque representa la sensación de nostalgia que me dejó hacer esta curaduría y, de alguna manera, me hizo entender que la nostalgia no permite conclusión alguna.

 

Viernes, 16 Octubre 2020 23:35

LA PRIMERA SALIDA DEL KIT… VIRTUAL

01 INVITACION EVENTO SACHIKO

La tarde del miércoles 7 de octubre 2020 hice una presentación virtual de mi proyecto Kit de Esquina: interposiciones visuales y desdoblamientos del Archivo Pinto mi Raya para el programa Promotores Culturales Comunitarios de la Ciudad de México, que conducen: Sachiko Uzeta como moderadora y Fernando Salas como presentador. Ambos son promotores y gestores culturales que invitan a artistas visuales a hablar sobre su obra como parte de este programa virtual.

Mientras se llegaba la hora de empezar la charla virtual Sachiko amenizó el rato con canciones políticamente incorrectas interpretadas por Luis Pérez Meza, músico oriundo de las tierras de Lerma quien, si bien nació en Tijuana, es de familia sinaloense. En cierta manera, esto relajó un poco la espera en lo que el público se conectaba.

La conferencia empezó a las 18:05 hrs. Sachiko dio la bienvenida al programa y Fernando una serie de instrucciones para obtener buena transmisión.

A continuación se vio un pequeño video con mi semblanza y que aquí pueden ver. 

Luego comenzó mi presentación, ilustrada con las imágenes que les iré presentando aquí.

Inicio con este video-animación que relata como COVID19 detuvo mi movilidad y las actividades planeadas para el segundo semestre de este año y puso en pausa mi proyecto. Mi movilidad se detuvo y presentaciones que iban a realizar este año se tuvieron que convertir en virtuales. Un reto no previsto ni esperado.

03 conf dos

Kit de Esquina es una obra que reflexiona sobre la memoria a partir de los materiales del Archivo de Pinto mi Raya, especialmente de nuestra colección hemerográfica. A partir de seleccionar estos materiales, los despliego en los dispositivos del proyecto, que son el Kit Móvil y el Kit Fijo y creo obras gráficas que surgen de estos mismos artículos periodísticos. A la larga, estos dispositivos, que son archivos que pueden salir de visita e irán a otros archivos para compartir y confrontar materiales.

04 conf tres

A continuación les presento imágenes de los Kits desplegados. Estos dos objetos/esculturas/archivos que funcionan como obras autónomas que se pliegan y despliegan para exponer y activar distintos materiales del Archivo de Pinto mi Raya, como El Archivo de Pinto mi Raya visto por Pinto mi Raya, Tres obras ce Pinto mi Raya, etc. En este caso, estaré mostrando algunos materiales que tienen que ver con una curaduría sobre las investigaciones sobre la gráfica en nuestro archivo, especialmente mi producción a lo largo de casi medio siglo, así como obra reciente que parte de una reflexión sobre los materiales utilizados en los archivos.

05 conf cuatro

Además de las presentaciones, el proyecto tiene otro componente público que es un blog, que sirve de bitácora, en el que se incluye el proyecto, así como los logros en investigación, diseño, presentaciones y obra nueva.  Algunos de los títulos de los artículos son:
Diseño Kit Fijo  Tatuatexto I,II,III,  Los Negativos, Interposiciones Visuales II,  por mencionar algunos.

06 conf cinco

La historia de un proyecto como el mío es larga. Yo diría que tendríamos que remontarnos a principios de los años setenta, cuando estudiaba en la Academia de San Carlos y se dio un movimiento en el que los artistas retomamos la calle, empezamos a trabajar con formas de arte como performance e instalación, a trabajar en grupos y a proponer un arte político que cuestionaba lo que hasta entonces se consideraba como tal. Uno de los resultados de estas nuevas formas de trabajar, especialmente al hacerlo con arte efímero, es que los artistas empezamos a crear archivos y obra a partir de éstos.

07 conf seis

Durante los 80’s y 90’s se crearon más grupos de artistas, colectivos y espacios independientes y a finales de los 80’s Pinto mi Raya comenzó a exponer proyectos independientes y colectivos, con el objetivo de crear un espacio que pudiera mostrar obra lúdica y crítica. Nos interesaba involucrarnos en diversos procesos de nuestra profesión: creación, curaduría, museografía, difusión y crítica. Si bien empezamos como galería, al poco tiempo, este proyecto que fundamos Mónica Mayer y yo, se convirtió en una plataforma de arte conceptual aplicado cuyo objetivo era lubricar al sistema artístico, realizando obras que tuvieran este objetivo.

Uno de los primeros proyectos que empezamos y que se convirtió en eje del proyecto es Raya: crítica, crónica y debate en las artes visuales. En éste, a lo largo de 25 años, reunimos los textos de opinión sobre arte publicados en periódicos nacionales y este compendio quincenal lo enviábamos a diversas bibliotecas especializadas.

08 conf siete

Con estos compendios y otros materiales, se fue conformando lo que hoy consideramos el Archivo Pinto mi Raya, que incluye catálogos, invitaciones, diapositivas, fotografías, audios, videos, diversos documentos, así como nuestra biblioteca de libros de arte contemporáneo y nuestra colección de obra personal y de otros colegas.

09 conf ocho

Nuestra colección hemerográfica contiene los compendios de crítica de arte de Raya: crítica, crónica y debate en las artes visuales y alrededor de 250,000 notas periodísticas y entrevistas que solamente están en nuestro archivo. Además, hemos realizado una serie de compendios temáticos, originalmente fotocopiados y después digitalizados, en proyectos como Archivo activo. Para mayor información pueden consultar nuestro blog aquí. 

10 conf nueve

En estas diapositivas les quiero mostrar algunos ejemplos de otras de nuestras actividades cuyo objetivo ha sido el diálogo entre los distintos miembros del sistema artístico, cuyos documentos están en nuestro archivo.

En la foto superior derecha vemos la primera tertulia que realizamos en Pinto mi Raya a finales de los años ochenta, cuando se encontraba en la colonia Condesa, para hablar sobre la situación del arte contemporáneo en México. Participamos una docena de personas, entre ellas Juan Acha, Maris Bustamante, Felipe Ehrenberg, Eloy Tarcisio, Mónica Mayer, etc.

En la imagen de en medio estamos en una tertulia con Miriam Kaiser y Fernando Arechavala en colonia del Valle. Esa reunión fue en 2016, en un proyecto en el que nos interesaba hablar con promotores culturales de abolengo y gran experiencia, como ellos.

La última fotografía es de uno de nuestros performances, o travesuras como me gusta a mí decirles, en el que invitamos a los periodistas de la fuente cultural a participar en una mesa redonda en la que ellos se sentarían en la mesa y responderían a las preguntas del público, integrado por artistas. Fue una confrontación a tres caídas sin límite de golpes.

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Al ir resguardando cada vez más materiales, no tardamos en darnos cuenta que el espacio disminuía proporcionalmente. Una de las opciones que empezamos a explorar, fue la de digitalizar. Pero no ha sido suficiente y me temo que toda nuestra casa ha sido invadida por el archivo.

12 kit fijo 01 baja resolución 13 kit fijo 02 baja resolución 14 kit fijo 03 baja resolución 15 kit fijo 04 baja resolución 16 kit fijo 05 baja resolución 17 kit fijo 06

Actualmente, estoy trabajando en un proyecto Kit de esquina: interposiciones visuales y desdoblamientos del Archivo Pinto mi Raya y tengo la fortuna de contar con una beca del Sistema Nacional de Creadores del FONCA para realizarlo. De hecho, ésta presentación es parte del proyecto.

El proyecto consiste en diseñar y construir dos dispositivos para que se puedan montar dentro de ellos diversos materiales de nuestro archivo para que salgan a otros espacios y el público pueda interactuar con ellos. Hay un dispositivo pequeño, que es el Kit Móvil y otro de mayor formato, el Kit Fijo. Cada uno de ellos tiene diversas secciones y divisiones diseñadas para mostrar la variedad de materiales que tenemos en nuestro archivo. Hay nichos, gavetas, divisiones horizontales para carteles, etc. A partir de nuestras pláticas, el diseño de ambos dispositivos lo llevó a cabo la diseñadora industrial Brenda Hernández Novoa.

Antes de concluir, quiero agradecer al Arquitecto Omar Ayora por la video-animación que vimos al principio de esta presentación; a la artista Tonantzin Arreola por su apoyo en la producción de la semblanza, los bordados con el logotipo de Pinto mi Raya en esta plática y todo su trabajo en el Archivo; a la historiadora del arte Maribel Escobar por sus sabias palabras esta tarde y por crear la estructura del archivo; a Yuruen Lerma por muchas de las fotografías usadas en esta presentación; a Mónica Mayer por su asesoría; y a Brenda Hernández Novoa, Andrea Larios y al maestro carpintero Hugo Rodríguez G. por la producción de los dispositivos. Naturalmente, todo mi agradecimiento a Sachiko Uzeta y a Fernando Salas por invitarme a participar en este programa y lograr que se realizara.

18 conf doce

Cuando doy conferencias o presentaciones sobre el Archivo de Pinto mi Raya siempre concluyo con esta imagen que, para mí, habla de la problemática de los archivos, que muchas veces están olvidados y otras tantas descuidados. Generalmente son resultado de actos heroicos de quienes los hacemos y, con esa misma frecuencia, se pierden. Para evitarnos esa penosa situación, nosotros hablamos de que es mejor quemarlo. Espero que hablar de los archivos, sus contenidos y problemáticas, en pláticas como esta, ayude a que sea un archivo vivo y no termine en la caldera.

Aquí terminé mi presentación, pero la sesión continuó con los comentarios de Tonantzin Arreola y Maribel Escobar, que encuentran en el hipervínculo en cada uno de sus nombres.

Después, Sachiko Uzeta me hizo una serie de preguntas sobre la gráfica que he realizado específicamente para mostrarse dentro del Kit Móvil.

Aquí les dejo un link a La nueva grafía y Tatuatexto I, el texto en este blog que se refiere específicamente a esta obra.

La sesión terminó con la participación del público, que estuvo conformado por: familiares, amigos cercanos, colegas y público en general. Hubo comentarios amables y sarcásticos. Por sus comentarios, creo que se logró el objetivo de que conocieran un poco mejor mi obra artística y que algunos se sorprendieran tanto con lo que considero arte, como con los materiales que utilizo.

 

Víctor Lerma, octubre, 2020

Martes, 22 Septiembre 2020 14:24

TATUATEXTO IV

Una serie en la que reflexiono sobre el espacio

El espacio es uno de los elementos fundamentales en la obra objetual y la no-objetual y ha sido y será uno de los ejes de mi producción.

Comento esto, porque el proyecto Kit de Esquina: Interposiciones Visuales y Desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya está basado en dos dispositivos Kit móvil y Kit fijo que permite que nuestro archivo, que está en un lugar fijo, recorra otros espacios desdoblándose para mostrar curadurías de diversos materiales.

Mi interés por el espacio también me ha llevado a realizar varias series para una de las curadurías sobre la gráfica. En esta que les muestro abajo, que puede pensarse como políptico o serie, mi interés principal fue destacar fragmentos de textos del archivo a partir de borrar, obliterar la mayor parte de éstos con una plantilla, jugando con el sistema de coordenadas cartesianas. Son espacios mudos con una interrupción de ruido.

Las piezas son hechas con fotocopias fotocopiadas n número de veces sobre papel bond y cartulina mantequilla, a partir de recortes y suajes.

Segundo cuadrante -4,9 Segundo cuadrante -9,9
     1 segundo cuadrante 49 baja 2 segundo cuadrante 99 baja
      3 tercer cuadrante 10 6 baja 4 cuatro cuadrante 7 9 baja
Tercer cuadrante -10,-6     Cuatro cuadrante 7.-9


La serie es del 2020.

Víctor Lerma, septiembre 2020

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