Una de las cosas que más me ha gustado del archivo de artista de Pinto mi Raya es que es una herramienta viva que nos permite reactivar los documentos, convirtiéndolo en un dispositivo que sirve para sacudir la memoria y llevar a nuevas creaciones, que no es lo que generalmente sucede en los archivos oficiales.
Durante nuestro agitado viaje a Londres y Belfast en mayo de 2019, Mónica y yo no perdimos la ocasión para hacer performance. De por sí las organizaciones con las que trabajamos nos diseñaron agendas cargaditas, pero cualquier oportunidad nueva que surgía la tomábamos. Como les platiqué en Viaje de reconocimiento: la exposición , tuvimos la oportunidad de reactivar piezas que nos son muy importantes: Abrazos, Yo no Celebro ni Conmemoro Guerras y Las bodas y el divorcio. Las tres son piezas vivas, activas e íntimas que nos permiten convivir y dialogar con el público.
Ya para cuando llegamos a Londres y a Belfast ya llevábamos traducido los gafetes con las historias de abrazos que nos regalaron nuestros amigos en 2008 a través de FB para llevar a dos festivales de performance en Israel y en Rumanía y aquí en la CDMX.
El performance Abrazos se reactivó en tres ocasiones: En Londres dos veces en la galería Chalton de Javier Calderón el día de la inauguración y el 13 de mayo y en Belfast el 11 de mayo en la galería Pollen.
En Pollen, una de las artistas performancera y miembro del estudio y galería Pollen, realizó una acción donde conversaba mientras tejía. Su acción duró alrededor de unos 35 a 45 minutos.
Foto: Víctor Lerma
Nosotros iniciamos la acción de Abrazos con una pequeña explicación del performance, les repartimos sus gafetes con las historias de abrazos significativos que nos regalaron nuestros amigos en México a través de FB para llevar a otros países, involucrando a las personas presentes. Al final, hubo una ronda en la que les invitamos a compartir abrazos que hubieran sido significativos para ellos y ellas y, como suele suceder cuando se activan los recuerdos, muchos nos conmovimos. Siempre es interesante hacer esta pieza en otras culturas ya que la proxemia en cada lugar es muy diferente. Para nuestra sorpresa, o quizá no debería sorprendernos, los irlandeses resultaron cálidos, apapachadores y generosos a la hora de compartir sus historias.
Víctor Lerma
24 de octubre de 2019, CDMX
Víctor Lerma y yo llevamos tantos años viviendo y trabajando juntos que muchos de nuestros proyectos y actividades se entrecruzan.
El año pasado, Elvira Santamaría, a través de Bbeyond. Performance Art me invitó a participar en la serie Humanism in Process: Female Performance Artists at Work en la ciudad de Belfast en Irlanda.
Aprovechando el viaje, Víctor y yo empezamos a buscar las posibilidades de hacer algo en Londres y, con la generosa complicidad de Karen Cordero, organizamos la exposición We Draw the Line. Works on War, Memory and Affection en la Chalton Gallery del mexicano Javier Calderón. Como co-curadora estuvo Lassla Esquivel, quien fue alumna de Karen y tiene un interesante proyecto llamado Periferia Art Projects, una plataforma cuyo objetivo es promover los lazos entre artistas latinoamericanos y Gran Bretaña.
Ya anteriormente, en 2018, Karen había curado nuestra exposición Rayando, construyendo… un diálogo íntimo: Mónica Mayer y Víctor Lerma para el espacio independiente 108AG de John R. Thompson. En esta ocasión decidimos hacer una exhibición partiendo del archivo e incluyendo obras que se pudieran reactivar o en las que el público participara. De alguna manera también, fue un viaje de reconocimiento para lo que se podría hacer en Kit de Esquina: interposiciones visuales y desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya, el proyecto que está desarrollando Víctor para el Sistema Nacional de Creadores y que consiste en crear dispositivos en los que se puedan presentar selecciones de los materiales del Archivo de Pinto mi Raya para presentarse ya sea en conferencias o espacios museísticos.
Como suele suceder en espacios independientes de esta naturaleza, participamos en todos los procesos de la exposición: selección, transporte, montaje y mediación. Pero, como también puede suceder en estos espacios, la relación con la comunidad que vive a los alrededores fue muy agradable y nos pasamos varias horas sentados en el solecito afuera de la galería, platicando con las vecinas.
Las tres piezas que se seleccionaron fueron: 1) Abrazos 2) Yo no Celebro ni Conmemoro Guerras y 3) Las Bodas y el Divorcio.
Yo No Celebro ni Conmemoro Guerra. 2010 –
Las Bodas y el Divorcio, 1980 -
Fotos: Mónica Mayer
Reactivación de Abrazos Fotos: Arturo Guzmán Foto: Mónica Mayer
Abrazos se reactivó en dos ocasiones: el día de la inauguración y el 13 de mayo. Con anterioridad habíamos traducido los gafetes con las historias de abrazos que nos regalaron nuestros amigos en 2008 a través de FB para llevar a dos festivales de performance en Israel y en Rumanía y que se presentaron en mi exposición Si tiene dudas… pregunte: una exposición retrocolectiva de Mónica Mayer que se llevó a cabo en el MUAC en 2016.
Las respuestas no se dejaron esperar y en ambas ocasiones tuvimos más que suficientes voluntarios para participar.
Fotos: Mónica Mayer
En cuanto a Yo no Celebro ni Conmemoro Guerras y Las Bodas y el Divorcio, ambas piezas tenían un componente en el que el público podía escribir. En el primer caso, lo que cada quién celebra en sus vidas diarias y, en el segundo, dándonos sugerencias de cómo continuar nuestra relación. El público nos regaló sus opiniones.
La reactivación de Las bodas y el divorcioconsistió principalmente en documentación de esta acción que hemos venido haciendo desde 1980. En esta ocasión invitamos al público a intervenir las últimas páginas del cuaderno con la documentación de todo el proyecto.
De alguna manera, también hicimos una pequeña reactivación, un guiño, de mi pieza Si tiene dudas… pregunte o, Performance parásito, como se llamó originalmente, ya que hicimos nuestras pequeñas pancartas con el texto y, o estaban recargadas sobre el vidrio cuando nosotros no estábamos en la galería, o las cargábamos cuando sí estábamos ahí.
Si algo nos quedó claro con este viaje de exploración, es que sí se le invita de manera amable y concreta, el público participa y se acerca al archivo de una manera más personal.
Mónica Mayer.
Octubre 2019 CDMX
Víctor:
Que chistoso te verías jalando ese fósil.
Joaquín:
No precisamente un fósil Víctor eso más bien podría ser un cadáver exquisito o material útil.
Víctor:
¡Claro! La neta, yo viniendo de una familia de clase media trabajadora nuestra preocupación es tener una casa, un lugar donde llegar.
Joaquín:
Un habitáculo puede generarse con materiales duraderos o efímeros.
Víctor:
SI, pero para mí un material efímero no es recolectar un desperdicio urbano como una botella de plástico rellena de tierra para hacer una pared. Para mí, el chamizo es un material efímero original.
Joaquín:
SI, ya me habías contado que el chamizo es una hierba espinosa.
Víctor:
Claro, en el Estado de Baja California Sur el chamizo es una plaga y se le conoce localmente como tal.
Joaquín:
No crees que valdría la pena aprovechar lo que la naturaleza nos ofrece para crear un habitáculo.
Víctor:
Sí, pero yo estoy metido en el arte.
Joaquín:
No hay problema Víctor TP618 es un taller multidisciplinario donde nos importa la experiencia del usuario en espacios que habitan. Además, acabas de ser beneficiado por el FONCA, ¿no?
Víctor:
(Risa) ¡Sí! Soy parte del Sistema Nacional de Creadores, yo trabajo mucho el arte contemporáneo y he realizado una gran variedad de piezas donde intervengo edificios oficiales y esto me ha permitido realizar un intercambio de ideas o dialogo con diferentes profesionistas.
Víctor:
OK, entonces para ti ¿que sería el chamizo?
Joaquín:
Un material de construcción instantáneo, o ¿tu, como lo ves?
Víctor:
Bueno, si para ti es un material de construcción, para mi es una herramienta conceptual.
Joaquín:
No inventes.
(risas de ambos)
Joaquín:
(silencio) Bueno sí, el estudiar la naturaleza ha dado pauta para arquitecturas vivas y en las áreas urbanas se descontextualizan convirtiéndose en un objeto estético. Como la imagen donde la estructura sirve como excusa para la construcción de una determinada obra.
Víctor:
Uyuyuyu. Pero un habitáculo no solo es un espacio determinado de 4 paredes, también puede ser para una necesidad como en la imagen donde el amigo este puede colgar su tarralla para remendarla o hacer una. O como Matías Goeritz, que utilizo un material popular como el huaje que modificó convirtiéndolo en objeto de arte.
Joaquín:
¡Por eso! Lo que digo es que si utilizamos un material natural podemos decir que la suma de Arquitectura + Arte + Naturaleza. En un Tiempo. Sería igual a un material efímero.
Víctor:
Claro tienes razón porque el chamizo se presta para poderlo interpretar libremente y hacer posible su infinidad de conexiones para la realización de un habitáculo.
Víctor:
Fíjate que me encontré la estructura interna del chamizo, yo en lugar de ver físicamente su estructura yo veo planos, yo veo una construcción, conecto puntos con color, símbolo con plano.
Joaquín:
Espera, espera, espera, quizá lo que podemos aprovechar de esta imagen son sus interconexiones que nos permiten generar una estructura y auto-portante.
Víctor:
¡Aguas! este material únicamente lo vas a encontrar en regiones específicas. Es muy peculiar porque se crea el habitáculo y adentro puedes tener botellones o garrafas de agua y lo peculiar es que ni arañas ni alacranes ni víboras entrarían por ser una hierba espinosa.
Joaquín:
OK, pero si lo traemos a la ciudad podemos hace pabellones ortogonales ¿no?
Víctor:
O no. Podemos hacer que la propia naturaleza haga su propio habitáculo natural.
Joaquín:
También en una ruta de migrantes podríamos instalar habitáculos de resguardo de auxilio o de apoyo provisionales para aquellos caminantes del desierto.
Víctor:
Dicho todo esto, yo lo podría llamar un habitáculo vernáculo.
Joaquín:
¡Que! ¿Sin arquitecto? ¿Solo con los pobladores?
Víctor:
Si. Se podría, pero lo mejor es trabajar en conjunto. Estoy hablando de la buena voluntad del pueblo, como Las Patronas, las señoras chiapanecas que apoyan a los migrantes del tren la bestia.
Víctor:
Si el chamizo lo manejamos una sombrilla propia y peculiar. Así este material se podría considerar indispensable para un habitáculo efímero.
Joaquín:
¿Oh? (MINUTO DE SILENCIO)
El jardín en Pinto mi Raya siempre ha sido un lugar de relajamiento y tranquilidad. Es un espacio que disfrutamos y, en esta ocasión, tuvimos el placer de recibir a estudiantes de las carreras de Arte y Patrimonio Cultural y de Comunicación y Cultura de la UACM.
Como parte de sus prácticas profesionales, realizaron dos visitas a Pinto mi Raya. En la primera me hicieron una entrevista en video. En el equipo técnico participaron: cámara, Daniel Fuentes, iluminación, Christian García, producción y selección: Daniel Mora, producción, selección y edición: Tonantzin Arreola.
(El resultado de la entrevista puede consultarse aquí https://youtu.be/fCz25sV8Tq4)
La conductora del video fue Tonantzin, quien trabaja con nosotros desde 2015 cuando estaba haciendo su servicio social en el MUAC y la asignaron a la exposición que tuvo ahí Mónica en 2016. Me conoce bien, así es que me bombardeó con preguntas y comentarios acerca del archivo de artista y el camino recorrido por el espacio conceptual Pinto mi Raya.
Foto: Ariadna Tenorio Foto: Yanet Reyes
La segunda visita la organizaron Alejandro Sandoval y Tonantzin Arreola. Como fotógrafas estuvieron Ariadna Tenorio y Yanet Reyes a quienes les debemos esta documentación y, entre los asistentes, contamos con la presencia de Pablo Hernández, Armando Robles, Saúl Ángel, Nico e Ingrid Moreno.
En esta ocasión el grupo fue pequeño, lo que permitió un diálogo más directo y tuvieron la oportunidad de hablar de sus propios procesos de gestoría y los proyectos en los que están trabajando.
Pero lo más importante fue que tuvimos tiempo para discutir sobre lo que es la memoria, como resistencia y como acto cultural.
En ambas citas les hicimos un recorrido completo por Pinto mi Raya y terminamos con lo más reciente: Kit de Esquina: interposiciones visuales y desdoblamientos en el Archivo de Pinto mi Raya que estoy desarrollando para el SNCA. Les mostré el prototipo y los renders que Brenda Hernández realizó para el proyecto y me dieron retroalimentación en cuanto a lo que ellos consideraban que sería importante incluir en el maletín. En ese sentido, la sesión fue benéfica para ambos: ellos se acercaron a un archivo y sus problemáticas y yo tuve un pequeño focus group que compartió sus ideas.
Foto: Tonantzin Arreola
Terminó las sesiones con la foto del recuerdo en el JARDÍN.
Les dejo los comentarios del grupo.
Víctor Lerma
Octubre 2019, CDMX
Adriana Isis Pérez me invitó a participar en el 5to Festival Internacional de Performance CORPÓREA que se llevó a cabo del 23 de julio al 10 de agosto 2019 en el Centro Cultural Ciudadela del Arte V en Zacatecas, Zacatecas y acepté con gusto porque me tocó asistir al primer festival y siempre es un placer que este tipo de iniciativas sobrevivan.
Mi participación en el festival fue con un taller y una conferencias titulados Kit de Esquina: interposiciones visuales y desdoblamientos del Archivo de Pinto mi Raya que se llevaron a cabo entre el 6 y el 10 de agosto y cuyo objetivo fue abrir un espacio para hablar sobre los archivos de arte efímero y cómo reactivarlos y generar proyectos visuales que jugaran con los límites entre el objeto y el proceso artístico a través del performance y su documentación.
El taller fue en las mañanas de 8 a 12 y participaron historiadores y artistas de la ciudad de Aguascalientes y de Zacatecas. Además de los objetivos iniciales, creo que el taller ayudó a estimular la idea de producción, conservación y difusión de los archivos de artista.
Durante el taller compartí con ellos información sobre mi desarrollo en el campo de las artes visuales y realizamos dinámicas de grupo e individuales sobre temas de memoria. Como conclusión, quienes participaron en el taller realizaron acciones usando lenguaje de señas y memoria oral. Hicimos dinámicas utilizando la escritura y fantasías guiadas.
Como conclusión del taller salimos a hacer performance en el espacio público: en frente a la Catedral en el Parque Central y en los recorridos de uno a otro. Cada quién decidió dónde quería realizar su pieza.
En mi conferencia Kit de Esquina, Interposiciones visuales y desdoblamientos del Archivo de Pinto mi Raya hablé sobre los antecedentes de proyectos artísticos móviles, mencionando a artistas como Duchamp y Yanni Pecanins. Después hablé largo y tendido sobre el Kit de Esquina. Hubo poca participación del público, aunque se armó un buen diálogo con Víctor Sulser, quien también estaba por aquellos rumbos impartiendo un taller.
Víctor Lerma, CDMX, octubre de 2019
En febrero de este año, el arquitecto Joaquín Aguirre Vallarta y yo participamos en el Primer Coloquio de Arquitectura Efímera en la Facultad de Arquitectura de la UNAM sobre propuestas arquitectónicas y de instalación con un material muy peculiar: la planta rodante o mejor conocida en Baja California Sur como Chamizo.
Más que una ponencia, decidimos hacer un diálogo entre un arquitecto y un artista. Queríamos romper un poco con la formalidad y seriedad que siempre existe en los eventos académicos.
Nos interesó participar en este coloquio y, en lugar de hablar sobre el uso que han hecho arquitectos famosos de materiales precarios o plantear una teoría cesuda al respecto, decidimos buscar un producto frágil, miserable y cuantiosa como la planta rodante del desierto.
En nuestra charla, titulada Chamizo, presentamos una serie de renders de estructuras de Chamizo ubicadas en diferentes espacios de la UNAM y otras para el desierto, pensando que es un material muy adecuado para mantener una temperatura adecuada en el día y la noche en estas zonas.
Nuestra propuesta final eran una serie de habitáculos para los migrantes que atraviezan el desierto, pensados para colocarse cerca de poblados para que los habitantes de éstos pudieran abastecerlos de productos indispensables para sobrevivir. Es una propuesta humanitaria y práctica.
Víctor Lerma, CDMX, 2019
El tema del archivo se ha vuelto central al arte contemporáneo en México y con frecuencia me invitan a platicar sobre el tema o a comentar sobre proyectos relacionados. En estos eventos siempre aparecen los distintos proyectos de archivo de Pinto mi Raya y, en específico, el Kit de Esquina.
Hoy les platico de 2 mesas redondas. La primera fue en el evento XV años de Medios Múltiples: Jornada de conclusiones de un proyecto de arte-educación”, en la mesa titulada “Conclusiones de 15 años del Seminario de Medios Múltiples” que se llevó a cabo el día 31 de mayo de 2019 en el MUAC en la UNAM. Los convocantes fueron José Miguel González Casanova, quien llevó este seminario durante tanto tiempo con alumnos de la FAD y los participantes en Medios Múltiples.
En el evento se presentaron los cinco libros en los que han ido documentando los procesos y resultados de los y las artistas que participaron en Medios Múltiples. En términos de archivo y memoria, me parece fundamental que hayan logrado que existan estas publicaciones. Y, sí, como siempre, los artistas están haciendo el trabajo y además documentándolo.
En mi participación mencioné que me parecía que sus publicaciones deberían servir de libros de texto en escuelas de arte e historia del arte. Por lo pronto, la colección completa está en el Archivo de Pinto mi Raya.
La segunda mesa redonda en la que participé fue durante la jornada Hacia un glosario mutante: reflexiones desde el arte acción en México que fue parte de los eventos académicos de la exhibición Arte acción en México: registro y residuos que se realizó en el MUAC con materiales de su Centro de Documentación Arkehia.
Fotografía: Tonantzin Arreola
Me tocó hablar del Archivo Pinto mi Raya y mencioné los distintos materiales que tenemos sobre performance, que es uno de nuestros temas favoritos. Entre ellos está el compendio temático sobre performance (versión en papel y versión digital) de nuestra colección hemerográfica, que reúne todos los textos sobre performance publicados en los principales diarios durante los últimos 25 años. En nuestro archivo también hay una gran cantidad de libros sobre el tema.
Fotografía: Tonantzin Arreola
No pude aguantarme las ganas y critiqué que la exposición, aunque interesante, era demasiado chica y estaba muy arrinconada.
Víctor Lerma. Septiembre 2019, CDMX
El sábado 15 de junio de 2019 nos visitó en el archivo de Pinto mi Raya Lorena Tabares Salamanca con los participantes de su seminario “Performance en revisión 1990- 2019” para platicarles de nuestra experiencia. El seminario planteó establecer algunas de las direcciones y posturas alrededor del performance a través de archivos de artistas a través de pláticas artista en sus espacios. En nuestro caso, le interesaba particularmente que habláramos sobre performance.
De lo primero que les platicamos fue del proyecto de Pinto mi Raya que empezamos en 1989 y sus distintos componentes, incluyendo Raya: crítica, crónica y debate, el proyecto mediante el cuál reunimos los textos de opinión de los principales diarios nacionales durante 25 años.
Continuamos haciendo un mapeo de los distintos componentes del archivo, que incluye nuestros documentos personales y profesionales, la biblioteca y nuestras obras.
La plática se llevó a cabo en nuestro patio y les dimos un recorrido por todos los espacios de nuestra casa/archivo, en la cuál es difícil definir fronteras.
Foto durante la sesión. Foto por Ari, Local 21
Durante la sesión el grupo empezó a cuestionarnos y nos puso a rememorar sobre los años setenta.
En el diálogo se hizo énfasis en los cambios que se han dado durante las últimas décadas, tanto en conceptos, como en las instituciones.
Al final del recorrido llegamos a la biblioteca en donde, entre otras cosas, está el prototipo de la versión chica de Kit de esquina: Interposiciones visuales y desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya, que también nos está sirviendo para pensar en el que será de mayor tamaño. Esta y otras visitas al archivo son parte del proyecto ya que ayudan a obtener comentarios sobre el diseño y propuestas sobre los materiales que les gustaría ver incluidos.
Presentando un prototipo de “El Maletín”.
Esto es lo que voy a obtener como 1ª parte del proyecto “El Maletín”
Foto por Ari, Local 21
Por Víctor Lerma. Septiembre 2019. México
Este año Víctor Lerma y yo participamos con obra, como artistas de a de veras en el stand de la galería Walden en Zona MACO, entre el 6 y el 10 de febrero de 2019.
Esto puede parecer un dato irrelevante, pero para nosotros marca un hito porque participamos en la feria como Pinto mi Raya en un puesto de publicaciones durante muchos, pero muchos años, y ahí como que éramos artistas, pero como que no.
La primera en la que participamos fue en 2003, el primero de Zona MACO en la CDMX, ya que empezaron en Monterrey.
De izquierda a derecha: Esperanza Balderas, Yuruen Lerma, Mónica Mayer, Alfredo Ramírez (que fue la primera persona que se dio de voluntaria para hacer su servicio social con nosotros y se siguió como amigo) y Víctor Lerma.
En aquella ocasión aventamos la casa por la ventana y forramos todo el puesto de peluche café, para hacerlo más acogedor. Al fondo había un texto que leía “Obra maestra de arte conceptual aplicado”. Ahí distribuimos los primeros compendios de crítica de arte de materiales hemerográficos de nuestro archivo. Creo que entonces el proyecto se llamaba “Hurgando en el Archivo”.
Mayer y Lerma
En esa ocasión, Víctor también invitó a Catalina Cárdenas, Lilia Soriano y Wilfredo Alfaro, sus alumnos de performance del Faro, a realizar performances en la feria, que fueron anunciados y toda la cosa.
En esa época no sabíamos que como puesto de publicaciones podíamos hacer cambalache por publicación, por lo que nos salió en un ojo de la cara y todo lo que vendimos se fue a pagar esa cuenta. Arreglado este pequeño detalle, regresamos a la feria. Nos encantaba porque era como estar presentes en la feria, pero desde la periferia. En ese limbo maravilloso de las propuestas que no se sabe si son arte, vida o archivo. Además era muy divertido porque veíamos a muchas amistades.
La base de nuestra participación en la feria fueron los materiales hemerográficos de nuestro archivo, que para nosotros son proyectos artístico, trátese de Raya: crítica, crónica y debate en las artes visuales que a lo largo de 25 años reunió cerca de 40,000 textos de opinión de los principales diarios nacionales, Egoteca, que era un servicio especializado para instituciones o artistas en el que les guardábamos lo que salía de ellos en los diarios o Ediciones al Vapor, Hurgando en el Archivo o Archivo Activo que son las versiones de compendios temáticos de temas como performance, mujeres artistas, instalación, fotografía, etc.
Nos tocó estar en el WTC, a un estacionamiento en construcción y finalmente en el Centro Banamex.
Lerma
Poco a poco nuestra obra empezó a aparecer. Aquí logramos colar una gráfica de Víctor, dos esquineros y la pancarta de mi acción Si tiene dudas… pregunte. http://www.pintomiraya.com/pmr/component/k2/item/221 Vendíamos nuestros compendios, nuestros libros (Rosa chillante: mujeres y performance en México, Escandalario: los artistas y la distribución del arte, ambos míos, o Pinto mi Raya, de la serie Escoge tu museo que escribimos Lerma y yo, e ilustró Iker Vicente http://www.pintomiraya.com/pmr/pinto-mi-raya/libros-monica-y-victor-5).
Adán Lerma, Mayer y Lerma
Después, en 2009, 2010 apareció Yo no celebro ni conmemoro guerras. http://www.pintomiraya.com/pmr/performances-proyectos-57/97-yo-no-celebro-ni-conmemoro-guerras En la foto de arriba aparece con nosotros nuestro hijo Adán, quien, al igual que nuestra hija Yuruen, siempre nos echaban la mano en estas largas jornadas.
En la versión de 2010 Yo no celebro ni conmemoro guerras saltó de ser camiseta y gorra a ser performance. Durante toda aquella emisión, nos la pasamos regalando los botones con la leyenda, a cambio de que el público nos llenara un botón en blanco con lo que sí celebran en sus vidas cotidianas.
En 2011 celebramos 20 años de Pinto mi Raya haciendo Archivo Activo, para el cual digitalizamos casi 10,000 textos del archivo, catalogándos en 10 temas. La mayoría se donaron a escuelas de arte y bibliotecas, pero pusimos algunos a disposición de los visitantes a Zona Maco.
En 2012 de plano nos descaramos y, en alianza con Criticón, de Brenda Hernández y Yuruen Lerma, hicimos una serie de camisetas, tazas y otros objetos cotidianos basados en proyectos artísticos. Creo que ese fue el año que vendimos 500 plumas de Pinto mi Raya. Sin duda fue la obra que más se vendió en la feria.
Cuando participamos en la exposición Tianguis de C.A.C.A.O. en 2013 con algunos Del archivo a tu casa, diseñamos este pequeño mueble en el que podíamos exhibir y guardar los objetos que fuimos creando a partir de nuestros diferentes performances. En 2014, que creo que fue nuestra última participación como Pinto mi Raya en Zona Maco, llevamos el mueble. Dejamos de participar porque el reglamento de la feria cada vez se hacía más estricto, exigiendo que sólo se vendieran las publicaciones. Aunque nunca nos dijeron nada directamente, sentimos que iba dirigido a nosotros. Además, ya íbamos acercándonos al cierre de nuestra colección hemerográfica, que duró 25 años, por lo que no estábamos produciendo publicaciones nuevas.
Aunque yo tuve un par de apariciones como artista en 2015 y 16 en la galería Henrique Faria, de alguna manera el encanto de participar en Zona Maco se había roto: ni éramos disque “outsiders”, ni estábamos juntos.
Antonio Mayer y Mónica Mayer en la galería Henrique Faria
En 2019, por primera vez en la vida, los dos participamos como artistas en la Galería Walden.
Ambos presentamos obra ochentera. Me dio un gusto particular que se presentara Nube Blanca, este políptico de Víctor que hacía muchos años no salía a la luz pública. Es una de mis obras favoritas de Lerma. Ahora que estamos haciendo toda una revisión de su trabajo como parte de la investigación para su proyecto del FONCA Kit de Esquina: Interposiciones visuales y desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya han reaparecido una enorme cantidad de trabajos que estaban tan bien, pero tan bien guardados en el archivo, que ni idea teníamos de que ahí estaban.
Texto Mónica Mayer, CDMX sept 2019
Conocimos a nuestra colega Mónica Castillo a principios de los noventa y desde entonces, aparte de cariño, nos une nuestro interés por el arte que se desborda hacia la pedagogía, la creación de comunidades y el arte político en un sentido amplio. Por eso, cuando a principios de año nos comentó que quería traer a un grupo de sus alumnos de La Esmeralda a platicar con nosotros, aceptamos inmediatamente.
El 19 de marzo de 2019 llegaron 15 alumnos con su maestra y, durante casi 2 horas, Mónica Mayer y yo les estuvimos platicando sobre archivos de artista, sus necesidades y problemáticas, específicamente de nuestro proyecto Pinto mi Raya que empezamos en 1989 y del proyecto que actualmente realizo como parte de la beca del Sistema Nacional de Creadores del FONCA.
Ente otras cosas, les mostré los renders del Kit de Esquina: Interposiciones visuales y desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya, que es el archivo móvil que será una de las dos propuestas finales. Explicarles el proyecto y escuchar sus opiniones me va sirviendo para afinar el proyecto.
Como suele suceder, al final me entregaron otro documento más para El Archivo.
Texto: Víctor Lerma
Fotografía: Mónica Mayer
El 14 de marzo, se realizó la presentación pública de Raya: un archivo de artista 1991-2016, proyecto que implicó la digitalización de Raya: crítica, crónica y debate en las artes visuales. A lo largo de un cuarto de siglo, Víctor Lerma y Mónica Mayer recopilaron cerca de 40,000 textos de opiniones sobre artes visuales de los principales diarios nacionales en un afán, como ellos dicen, de “lubricar al sistema artístico para que funcione mejor”.
USB con archivo. Foto: Tonantzin Arreola
El compendio digital incluye 600 quincenas, mismas cuyos ejemplares de Raya en papel fueron distribuidas a diversas bibliotecas especializadas durante esos años.
Vista general de la presentación. Foto: LAA. De izquierda a derecha: Maribel Escobar, Yuruen Lerma, Víctor Lerma, Tonantzin Arreola, Jo Ana Morfin y Mónica Mayer
En la presentación participaron algunas de las personas que conformaron el equipo que trabajó en el proyecto: Maribel Escobar, Yuruen Lerma, Víctor Lerma, Tonantzin Arreola, Jo Ana Morfin y Mónica Mayer, quienes hablaron de los retos de los archivo y de las problemáticas particulares de Raya, como el haber comenzado con un archivo silvestre que lentamente se ha ido modelando para ser más accesible al público. Así mismo, se habló de las relaciones afectivas en los archivos personales, de su importancia para la construcción de la disidencia y de la memoria histórica de lo alternativo. Mayer y Lerma compartieron su pasión por integrar archivos y de los obstáculos que enfrentan.
Foto: Mónica Mayer
A la velada asistieron diversos artistas, amigos, familiares y especialistas en archivos de arte, quienes se integraron a la conversación después de las participaciones de la mesa.
En esta ronda de preguntas, a manera de acción, Víctor le obsequió a los participantes una cajita de cerrillos intervenida con la portada de Raya, invitándolos a plantear la urgencia de conformar, conservar y difundir bien los archivos y, si no, mejor darles una muerte digna.
Instrumento para destruir un archivo. Foto: Tonantzin Arreola
A continuación compartimos con ustedes algunas de las ponencias de esa noche.
El Archivo Pinto mi Raya por Tonantzin Arreola
RAYA: un archivo de artista (1991-2016) por Maribel Escobar Varillas
Mis archivos familiares por Yuruen Lerma Mayer
Víctor Lerma, Ciudad de México, julio 2019.
Esta presentación fue parte de las actividades de Kit de esquina. Interposiciones visuales y desdoblamientos del archivo Pinto mi Raya de Víctor Lerma, su proyecto como miembro del Sistema Nacional de Creadores del FONCA. 14 de marzo de 2019.
Dentro del panorama artístico actual, los archivos son un espacio de referencia ineludible para re-trazar nuestro presente. Entre el amplio espectro de archivos de arte existentes en México, los conformados por los propios creadores son casos muy particulares y emblemáticos: gracias a ellos pervive una parte sustancial de la memoria de prácticas efímeras, conceptuales y de acontecimientos que permanecieron fuera de la memoria institucional o que dialogaron con ella pero desde otros lugares, por lo que tienen perspectivas únicas y privilegiadas para acercarnos y generar lecturas múltiples sobre las prácticas artísticas actuales.
En medio de la latencia de esas memorias diversas y vibrantes, el archivo Pinto mi Raya es singular y potente, no solo por la importancia de los documentos que resguarda o por la importancia de leerlos en su conjunto, sino también por los términos bajo los que se ha creado, es decir: el archivo, su creación y su proceso, son considerados en sí mismos como una obra, una obra de arte conceptual aplicado, un término que han acuñado Víctor Lerma y Mónica Mayer para referirse a obras que, a parte de su valor simbólico, tienen por objetivo intervenir de manera práctica su contexto al proponer e implementar soluciones. De esta manera, el archivo Pinto mi raya ha pugnado por intervenir, generar procesos de discusión, retar a la invisibilidad de diversas voces y prácticas, y, sobre todo, por “lubricar” la memoria, las memorias.
De izquierda a derecha: Maribel Escobar, Yuruen Lerma, Víctor Lerma, Tonantzin Arreola. Foto: Mónica Mayer
Muchas hemos tenido vinculación, contacto real o cibernético, con el archivo Pinto mi raya, pero quizá solo hemos conocido o imaginamos fragmentos, así que para poner en contexto “RAYA: Un archivo de artista”, me gustaría compartirles un panorama general del archivo, conformado a través del relato de Mónica y Víctor y con el apoyo de Tonantzin Arreola. Seguramente pasaré cosas por alto, pero a grandes rasgos, el archivo Pinto mi Raya está conformado por:
Pinto mi Raya es la plataforma desde la que Mónica y Víctor han generado proyectos diversos de arte conceptual aplicado: La galería, los proyectos de gráfica digital, los performances e instalaciones, las batallas, los programas de radio, los puestos, los proyectos hemerográficos… Llegando a esta parte, muchas tendremos recuerdos comunes a los cuales quiero aludir para hablar de Raya.
La primera vez que vi a Mónica y a Víctor, en desconocimiento de su práctica allá por el 2002, fue en “el puesto”: ese espacio móvil de encuentro que en eventos diversos, como simposios, coloquios, ferias de arte, montaban para ofrecer los compendios temáticos, los boletines quincenales, y sobre todo para crear un espacio de diálogo, chorcha e intercambio. (En estos dos últimos años ese recuerdo ha reaparecido al pensar que el archivo es también eso que va sucediendo mientras lo hacemos, mientras platicamos y generamos su materia y estructura).
Lo menciono porque quizá a varias como a mi, el puesto nos acercó por primera vez a una parte de lo que hoy nos convoca aquí: “Raya” un proyecto que surgió de la preocupación por el devenir de la memoria de las artes visuales y su posible y paulatina pérdida, por lo que, con el ánimo de impulsar una discusión y un posicionamiento crítico, comenzaron a recopilar sistematizar, conservar y hacer circular la memoria escrita en torno a las artes visuales.
Portada y hoja interior Diseño: V. Lerma
"Raya: Crítica, crónica y debate de las artes visuales”, comenzó en mayo de 1991, a través de la revisión diaria de los medios impresos nacionales. De estos medios se recortaban y organizaban los artículos de opinión en torno a las artes visuales, para así construir un Boletín quincenal a modo de publicación-compendio. Raya es un proyecto lleno del hacer cotidiano, en el que la lectura, la selección, las tijeras, el pegamento y la reorganización de los textos, así como la claridad de Mónica y Víctor, generaron un acervo clave para la memoria reciente del arte y la cultura en México.
Lo que comenzó en mayo de 1991 siguió por 600 quincenas más, o sea por 25 años, y produjo un extenso archivo físico y, a partir de 2008, también digital, compuesto de críticas, crónicas e investigaciones que conformaban el boletín quincenal y que suman alrededor de 30 000 textos. De estos textos se han realizado selecciones temáticas con el ánimo de difundir los contenidos en una suerte de visita guíada al archivo mediante publicaciones que dan una entrada por temas como Arquitectura, Performance, Políticas Culturales. A esto se suma el proyecto “Archivo activo: 20 años en el archivo Pinto mi Raya”, organizado también a través de temas y nutrido con una selección de documentos parte de las quincenas.
En cada quincena, adicionalmente, se incluía lo que llamaron “el resumen”, un índice de los sucesos y temas de relevancia en la escena cultural, a través de las noticias que eran publicadas y discutidas en esas fechas. Esas páginas finales de las quincenas constituyen por si mismas una radiografía de la escena artística, la cual era desmenuzada a través de la división en temas como “Homenajes y defunciones”, “Nuevas exposiciones” o “Broncas, denuncias y comentarios”. Los artículos indexados en el resumen, hoy en día, conforman otra parte del archivo que se llama “La noticia”: con alrededor de 200 000 artículos.
Archivo Activo Diseño: Brenda Hernández
A mediados de la década de los 2000, la situación de los medios impresos se había comenzado a transformar radicalmente con el uso de Internet, lo cual se fue acentuando de forma paulatina. En respuesta a ello, en el año 2008 se dejó, casi por completo, de recortar periódicos para recolectar artículos en la red, tanto en la versión digital de los diarios, como en blogs, los cuales se convirtieron en medios vitales de opinión y discusión. A pesar del progresivo crecimiento de las publicaciones digitales, en detrimento de las impresas, en el archivo de Pinto mi raya se siguió imprimiendo cada boletín quincenal para distribuirlo y para organizarlo físicamente en el archivo, tal como en los años anteriores se venía haciendo. Con esto, se comenzó a generar un trasvase de lo digital a lo físico y un diálogo entre estos dos soportes y medios de circulación.
Progresivamente, los medios digitales comenzaron a ser de acceso generalizado y en esos años comenzó a ponerse en cuestión el alcance de los medios impresos. En este contexto, surgieron preguntas en torno a la función de Raya y sobre qué papel juegan los medios impresos y la recopilación de materiales en la red. En medio de estas preguntas, Víctor Lerma y Mónica Mayer tomaron la decisión de que en 2016, al celebrar el veinticinco aniversario de Raya, se cerrara un ciclo y se abrieran otras perspectivas. De esta forma, en la segunda quincena de abril 2016 apareció el último boletín de Raya.
A veinticinco años de vida del proyecto se planteó la necesidad de volver al archivo de Raya para revisarlo y generar acciones que le permitan pervivir de otras formas y continuar circulando, de forma física y digital. De allí surgió “RAYA: un archivo de artista” un acercamiento al archivo que subraya el archivo como obra y como parte de un proceso de construcción de memoria.
USB, Archivo digital Diseño: Brenda Hernández Foto: Tonantzin Arreola
Como parte de este proceso se ha impulsado la digitalización, registro y gestión física del archivo con el objetivo de beneficiar la memoria colectiva contemporánea. Para ello se ha trabajado en la creación de una base de datos del contenido de Raya, que actualmente tiene un avance de cerca de 20 000 registros; se ha creado Raya como archivo digital, a través de la digitalización de las 600 quincenas, que como indiqué son cerca de 30 000 artículos, con su resumen, intervenciones gráficas e índices correspondientes, y se ha trabajado en la organización de los documentos nativos digitales. También se trabajó en reforzar la preservación física de los documentos originales a través de una adecuado almacenaje.
En 2017, por invitación de Víctor y Mónica, me sumé a este proyecto, y en distintos momentos, teniendo los documentos entre las manos, o escuchándolos hablar, vuelvo a la sensación de azoro por la tenacidad y empeño con la que el archivo se ha construido, y en especial la sección de Raya. Considero que en esta parte del archivo, el cuerpo se revela, hay una labor ritual, un acto casi performático contenido en todas las acciones que conlleva hacer un archivo de esta naturaleza.
Entre las múltiples preguntas que me he planteado a lo largo de este tiempo, una de ellas que ha vuelto es ¿Digitalizar para qué? Supongo que esa pregunta que pareciera obvia y que desde un archivo institucional debiera tener otras implicaciones y razones, en un archivo de artista me lleva a otras respuestas y a otras consideraciones.
Digitalizar desde Pinto mi Raya no es sólo transferir de lo físico a lo digital para generar otro archivo paralelo, o para potenciar la preservación y futuro acceso. Es insistir en el acto de memoria. Digitalizar desde Pinto mi Raya ha sido también una invitación al proceso: las charlas y reflexiones que han sucedido en medio de este trabajo, de las cuales se desprenden otros procesos de archivo, otros proyectos y múltiples complicidades y afecto.
El proceso de digitalización, hasta aquí, no es un punto final. es un punto de llegada transitoria, con mucha felicidad por el trabajo colectivo y por los objetivos alcanzados, en la que hay muchas preguntas y diálogos internos en torno a los pasos siguientes. En esta breve parada en la travesía incansable de hacer archivo por parte de Mónica y Víctor, hay una invitación a reflexionar y sumar preguntas sobre las implicaciones de un archivo de artista.
Maribel Escobar.
Texto de ponenia para la presentación en el Laboratorio Arte Alameda el 14 de marzo del 2019.
Hace más de un mes, antes de que la huelga en la UAM estallara, la Dra. Julia Antivilo nos dio una clase en el marco del Doctorado de Estudios Feministas. El primer ejercicio que hicimos consistió en armar un mapeo en torno a nuestra experiencia con los archivos, reflexionando sobre los encuentros que hemos tenido con estos y destacando las experiencias que nos marcaron. En un principio, pensé que contestar dichas preguntas sería una tarea relativamente fácil, pero conforme fui pensándolas más y más, me topé con dificultades para enunciar esta compleja relación que, desde pequeña, he tenido con el archivo.
Si bien en ese momento intenté contestar lo mejor posible –porque #ñoña–, seguí pensando en las múltiples respuestas que pude haber dado, lo que me llevó a darme cuenta de que debo seguir complejizándolas, especialmente porque, actualmente, mi proyecto doctoral gira alrededor de un archivo familiar de la Segunda Guerra Mundial. Así, mi relación con el archivo –o los archivos– no sólo es reciente y académica, sino que es un eje transversal de mi historia y, por ende, ES personal, ES familiar y ES político.
Junta de trabajo Foto: Brenda Hernández
Mientras yo seguía con este debraye mental pensando en cómo lo incorporaría en mi capítulo metodológico de la tesis, un viernes cualquiera, cuando nos juntamos mis papás, Maribel, Tona y yo para trabajar en los múltiples proyectos de Pinto mi Raya (PMR), me sentaron y me dijeron –sin previo aviso y sabiendo que tengo pánico escénico– que se realizaría este evento y que tenía que hablar sobre mi relación con el archivo de PMR. A pesar de que intenté zafarme continuamente, es evidente que no logré mi cometido pues estoy aquí sentada frente a ustedes.
Entonces, en un acto casi terapéutico, me di la tarea de recordar cómo este archivo –y su construcción– se había entretejido a lo largo de mi infancia, adolescencia y juventud. Algo que me llamó mucho la atención fue darme cuenta de que esas memorias eran multisensoriales, es decir, era visuales, auditivas, táctiles e, incluso, olfativas. En este sentido, comencé a darle forma a lo que Julia explicó en clase sobre la relación personal que se tiene con los archivos y que ésta se debe senti-pensar desde el afecto ya que la “autoafección está conectada con la propia sensibilidad o el hecho mismo de estar viva.”
Recordé que cuando era niña, todas las mañanas desde las 5 am, escuchaba desde mi cuarto que daba a la calle el sonido del arribo de moto tras moto, tras moto, tras moto, tras moto, tras moto (y así como 15 veces) que iba seguido, en el mejor de los casos, por el desliz de los periódicos cuando aterrizaban en el garaje de la casa. En el peor de los casos, nos despertaba el estruendo causado por la mala puntería de algún repartidor que, al aventar el periódico, le atinaba a la puerta de metal. De ahí, me vino a la mente cómo, si amanecía lloviendo, teníamos que salir corriendo a recoger los periódicos para evitar que se mojaran y se echaran a perder. Si llegábamos tarde, sabía que la casa se impregnaría del olor a periódico mojado y tendríamos que ir al Sanborns o a los puestos de revistas para reemplazar aquellos que no habían sobrevivido.
Mónica Mayer seleccionando la noticia Víctor Lerma formateando la noticia
Luego tuve la imagen de mi mamá sentada en el comedor frente a los periódicos. Recuerdo escuchar cómo, con su dedal naranja, pasaba hoja tras hoja y marcaba, con su pluma roja, la relevancia y temática de los artículos escribiendo “ego” o “raya”. Después llevábamos los periódicos codificados a la oficina de mi papá quien recortaba los artículos y armaba la revista. Volví a tener la sensación de saber que estas acciones indicaban el inicio del día y que el desayuno ya estaba listo. Así, además de las pilas de periódicos que se acumulaban día tras día, también se juntaban las carcazas de las plumas rojas vacías, los dedales desgastados y manchados por el quehacer del archivo y los platos sucios de los deliciosos desayunos que nos preparaban.
Recordé a mi mamá frente a su computadora escribiendo y escribiendo, entre otras cosas, sus cientos de artículos para El Universal que, eventualmente, acabarían en el archivo. Me reí acordándome de las veces que mi hermano y yo la dragueabamos mientras trabajaba y que, entre risa y risa, la peinábamos y maquillábamos. Nos la pasábamos muy bien.
Cuando estábamos de vacaciones, Don Wenses, quien se quedaba a cuidar la casa, recolectaba todos los periódicos y los apilaba en una enorme torre a la entrada del comedor. Al regresar y verla, seguramente mis papás pensaban en la chamba que les esperaba, pero yo, como buena ñoña, sabía en que si en la escuela había recolecta de periódicos, en definitiva ganaría mi salón porque seguramente ninguna otra familia recibía tantos periódicos diariamente. Siempre ganábamos.
De no haber concursos escolares, cada cierto tiempo los llevábamos a reciclar. Esto era un arduo y pesado trabajo porque implicaba cargar y descargar del coche lo que parecía una tonelada de periódico. No sé por qué pero recordé ver cómo las llantas se modificaban con el aumento o disminución del peso dentro del auto. Pero, francamente, lo que más sentí fue esa emoción de cuando veía cómo subía el peso en la balanza ya que eso significaba más dinero y que seguro me tocaría algo por mi gran esfuerzo.
También recordé algunos episodios sangrientos cuando mi papá, quien recortaba los artículos, llegaba con tremendas cortadas en sus dedos. Él, al igual que los repartidores de periódico con mal tino, nos despertaba con un estruendo y un montonal de sangre. Otras veces sólo lo encontrábamos con curitas alrededor de sus dedos y su ya conocida cara de travieso.
En ocasiones lo acompañaba a Mexpost para enviar las quincenas. Recuerdo que era un suplicio porque teníamos que esperar hoooooraaaaas para que quien nos atendía escribiera, a mano o a máquina, el remitente y destinatario en cada paquete. Sin embargo, como ya se imaginarán, mi papá ya era amigo de todas las personas que trabajaban ahí y siempre habían risas por el constante chascarrillo que se hacían mutuamente.
Ya más grande, cuando yo regresaba de enfiestar a altas horas de la mañana –situación que, obviamente, sucedió muuuy pocas veces– la presencia o ausencia de los periódicos en la puerta me indicaba qué tan sobria tenía que aparentar al entrar. Recuerdo mis suspiros de alivio cuando veía los periódicos tirados en la casa porque significaba que mis papás no se habían despertado todavía y que podía irme a dormir. Los recogía con gusto e intentaba abrir la puerta lo más silenciosamente posible. Pero, cuando llegaba y ya no habían periódicos, tenía que prepararme mentalmente para hacer mi entrada triunfal ante mis papás quienes ya estaban haciendo su archivo y me recibían con una sonrisa cómplice diciéndome “te ganamos”.
Luego comencé a ver cómo la pila de periódicos, año con año, iba reduciéndose. Esto era resultado, por una parte, de que los periódicos se fueron adaptando a las nuevas tecnologías. Por la otra, porque el proyecto de Raya fue siendo cada vez menos rentable –si es que alguna vez los fue– y el interés de las instituciones por adquirir el archivo fue disminuyendo. Recuerdo que las discusiones en casa sobre el fin de la revista se volvían cada vez más recurrentes pero, irónicamente, aumentaban las pláticas sobre la creación de nuevos proyectos para reactivar, intervenir o socializar el archivo. Éstas las tenían con múltiples personas que se volvieron clave para mantener este proyecto a flote y siempre acompañaron y apoyaron a mis papás, incluyendo a Antonio Mayer, Pilar Villela, Katnira Bello, Luis Orozco, Víctor Sulser, Jo Ana Morfin, Maribel Escobar, Tona Arreola, entre muchas otras.
Para ir cerrando, estas anécdotas me hicieron recordar una plática que tuve con una amiga hace unos años quien me preguntó por qué no había estudiado algo de arte. Enseguida respondí que fue por un acto de rebeldía a mis padres ya que obviamente no quería seguir sus pasos –porque la neta, qué pasotes taaaan enormes. En este sentido, creo que esta respuesta, si bien fue atropellada, no fue tan ingenua. Hoy, a un día de cumplir mis 34 años, me doy cuenta de esta complicada y profunda relación afectiva –íntima, personal y familiar– que tengo con el archivo, con el arte y, evidentemente, con mis papás. Confieso que si bien en algún momento quise zafarme de las redes archivísticas y artísticas familiares –como de esta plática–, el archivo, el arte y la familia son las bases metodológicas y epistemológicas de mi investigación doctoral.
Entonces, para concluir quiero terminar con 3 reflexiones: 1) no soy buena para zafarme de cosas; 2) la relación que tengo con el archivo es afectiva (Antivilo, 2019), espacial y temporal y está entrecruzada por lo cotidiano de mi pasado, presente y futuro. Entendí que el archivo no sólo es la suma de los documentos sino también ES su proceso de construcción en lo colectivo y en lo cotidiano. 3) Finalmente, los tentáculos del gen archivísitico siguen expresándose en la vida de mis papás ya que su forma de “ser” y “hacer” archivo no ha desvanecido. Aprovecho este espacio para acusarles de que si bien acordaron hace unos años en ya no hacer la revista, hoy por hoy, mi papá continúa revisando los periódicos a escondidas de mi mamá y ella sigue escribiendo y archivando su trabajo. Así que su “impulso de archivo” seguirá guiando nuestra trayectoria de vida familiar y profesional para continuar construyendo esa memoria y esa historia… hasta que, como ya lo tenemos acordado entre mis papás, mi hermano y yo, lo quememos toditito cuando se mueran.
Mtra. Sonia Yuruen Lerma Mayer.
14 de marzo 2019.
Ponencia para “Charla Raya: un archivo de artista (1991-2016).
Laboratorio de Arte Alameda
Soy Tonantzin Arreola. Soy artista visual egresada de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM y colaboradora del archivo de Pinto mi Raya.
Comencé a trabajar en el archivo en 2014, durante mi servicio social en el MUAC cuando empezaban a preparar una exposición retrospectiva de Mónica Mayer que se llevó a cabo en 2016. Cuando me acerqué a Mónica para colaborar, la verdad es que no estaba consciente de la complejidad del archivo y tan sólo conocía a Mónica, su obra, particularmente como parte del grupo Polvo de Gallina Negra. No tenía idea de la magnitud y complejidad de Pinto mi Raya, de modo que vale decir no sabía a donde me estaba metiendo.
Mi participación en el archivo se fue ampliando poco a poco, haciendo cada vez más cosas, participando en otros proyectos de Mónica y luego de Víctor, hasta que llegamos al archivo y a Raya. El proyecto de Raya: Crítica, crónica y debate en las artes visuales nació en 1991, el mismo año que yo. Antes de comenzar con este proyecto, ya había visto los compendios quincenales y conocía los compendios temáticos, pero no había dimensionado que es un proyecto que tenía mi propia edad. No fue sino hasta que, en el proceso de revisión de documentos, al leer las fechas, comencé a preguntarme que era de mi vida en el momento en el que sucedían exposiciones, bienales y pleitos. Y no es que pensase que no había tiempo antes, pero me permitió redimensionar muchas cosas.
Trabajar con Víctor y Mónica me ha llevado a reflexionar sobre los diversos procesos de los artistas, sus actividades y sus luchas. Me permitió pensar sobre los archivos y cómo navegan entre ser un trabajo natural de memoria y ser una forma de estructuración de valores. Y, particularmente, en el caso de los archivos de artista, me ha hecho meditar sobre las implicaciones personales y hasta políticas de un archivo personal, incluyendo el generar registros de la obra que se va realizando.
Los archivos bien pueden ser el sustento de las narrativas oficiales, pero construidos desde la disidencia, permiten leer otras líneas de la historia, transformándose en acto de resistencia, máxime que las primeras construyen las narrativas y los dispositivos que le permiten validarse y consecuentemente borrar otros discursos de manera accidental o intencionada. Conscientes de los procesos de construcción de la historia y sus narrativas paralelas, Lerma y Mayer han sostenido que el archivo de Pinto mi Raya es un proyecto de arte conceptual aplicado.
Tonantzin realizando clasificación de sobres quincenales Foto: Maribel Escobar
En el proyecto Raya. Un archivo de artista (1991-2016) yo realicé la talacha, a veces sin conocer los nombres de los procesos o sin entender cabalmente sus fines. Víctor hacía la digitalización y a mí me tocaban aspectos como clasificación, generación de documentos, renombrado, estabilización y reasignación de nombres. En el camino, al encontrar ciertos problemas, se iban llegando a acuerdos y había que modificar, cotejar, guardar, almacenar. Y es que trabajando en un archivo silvestre, o sea una serie de materiales que aún no se han clasificado por completo, es natural que se tuvieran que hacer negociaciones y reajustes. Además, no hay que olvidar que Víctor y Mónica son artistas, no archivistas ni conservadores y como tales, a partir de preocupaciones y fines artísticos es que deciden generar una colección de textos al observar que no hay diálogo entre los diferentes actores de las artes. Me ha llamado la atención que colegas y compañeros desconocen no solo el quehacer de Mónica y Víctor, sino el archivo de Pinto mi Raya, que es vastísimo y muy valioso en muchos sentidos. Me hace sentido al reconocer que yo misma lo desconocía hasta hace pocos años.
USB’S revizados por Tonantzin. Foto: tonantzin Arreola
Aún después de este tiempo colaborando con ellos, desconozco muchas partes de archivo y me sorprendo al encontrar objetos y documentos de eventos de los que ahora por lo menos sí he oído mención. Agradezco a Mónica y a Víctor por hacerme parte del archivo, también quiero agradecer a Jo Ana Morfin y a Maribel Escobar, colaboradoras y asesoras de este proyecto, quienes desde sus profesiones me han enseñado cuestiones técnicas sobre la conservación y los archivos, así como ideas, conceptos y saberes en relación a la valoración de los archivos.
Tonantzin Arreola Romero
Texto paralelo a la presentación en el Laboratorio Arte Alameda el 14 de marzo del 2019.